La Liga convoca a la rebelión
Los clubes estudiarán en la asamblea de mañana si decretan un cierre patronal para protestar por el fin de los privilegios fiscales
En verano de 2003, en pleno apogeo económico, Florentino Pérez se fotografió al lado de David Beckham, el galáctico más galáctico, recién fichado para el Madrid de los galácticos. Los 25 millones de euros que costó su contratación no despertaron indignación, ni tampoco que unos meses después el Gobierno introdujera una modificación en la ley del IRPF para atraer talento extranjero y recuperar cerebros fugados ofreciéndoles una sustancial rebaja (del 43% al 24%) en su tipo impositivo.
Cinco años después, en plena crisis, Florentino Pérez, regresado para reconstruir el Madrid de las estrellas, se fotografía al lado de Cristiano Ronaldo, recién contratado. La cifra de su traspaso, 96 millones de euros, levanta una ola de estupefacción popular que Michel Platini, presidente de la UEFA, resume en un sustantivo: "Indecencia". Pocos meses después, el Gobierno, necesitado de socios para sacar adelante los Presupuestos, apoya una moción del BNG e Izquierda Unida para acabar con los privilegios fiscales de los trabajadores extranjeros que perciben más de 600.000 euros anuales. La medida ha encontrado un apoyo casi unánime en la sociedad -y en los partidos políticos: sólo Convergència i Unió ha mostrado su preocupación por la posible fuga de talentos-; ha despertado una indignación igual de unánime en los clubes de fútbol, que ven peligrar su modelo de crecimiento y cuya patronal, la Liga de Fútbol Profesional (LFP), ha convocado para mañana una asamblea extraordinaria que estudiará la posibilidad de un cierre empresarial (huelga).
"Algunos jugadores se lo pensarán mucho antes de venir", advierte Joan Laporta
"Algunos jugadores de gran talento se lo pensarán mucho antes de venir a la Liga española", advierte Joan Laporta, presidente del Barcelona, sobre las consecuencias de una reforma que no entrará en vigor hasta el 1 de enero próximo y que no tendrá carácter retroactivo, por lo que no afectará a los contratos en vigor actualmente hasta un plazo máximo de cinco años. "Si se nos hubiera consultado, podríamos haber encontrado fórmulas más racionales para mantener la capacidad competitiva de la Liga y de los clubes".
"España seguirá teniendo buenos jugadores de fútbol", dice José Antonio Alonso, portavoz del PSOE en el Congreso. "La reforma obedece a razones de solidaridad, de equidad, de justicia fiscal. En una época de crisis económica todo el mundo tiene que apretarse el cinturón".
El cierre patronal de la Liga, calculan sus promotores, provocaría un movimiento de protesta entre los aficionados, hambrientos de fútbol, que debería forzar al Gobierno a recapacitar. En verano de 1995 las protestas de los seguidores del Celta y el Sevilla forzaron al Consejo Superior de Deportes (CSD) a anular su descenso y dio paso a la Liga de 22.
Quizás teniendo en mente aquel antecedente, el presidente del CSD, Jaime Lissavetzky, reclama "prudencia". "Hay que analizar la situación e intentar que vaya lo mejor posible. Lo ha decidido el Congreso", afirma Jaime Lissavetzky.
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