Vettel, la joya de la corona
El alemán, con su triunfo en Abu Dabi, da un aviso para la temporada que viene y Alonso es 14º
Las luces iluminaban la pista de Abu Dabi cuando Sebastian Vettel cruzó en cabeza la línea de meta. Era el primer gran premio de fórmula 1 en este emirato árabe, en el que el lujo y el despilfarro sobrepasan cualquier límite imaginable. Y el alemán, de 22 años, inscribió su nombre en la primera línea del palmarés de la última carrera de la temporada como queriendo avisar de que su objetivo para el año que viene no es otro que ganar ya el título mundial. Ayer tuvo que conformarse con consolidar un subcampeonato por el que estaba luchando contra el brasileño Rubens Barrichello. El título se lo había asegurado ya el británico Jenson Button en Brasil, al igual que Brawn el de constructores. Sin embargo, el triunfo de Vettel y el segundo puesto del australiano Mark Webber confirmaron de nuevo que el mejor coche de la parte final del campeonato fue el Red Bull, que sumó su cuarto doblete del año.
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Alguersuari, con el cambio roto, se confundió de taller y acabó retirándose
En Abu Dabi no existen los límites. En un par de años han creado un circuito excelente en medio del desierto y han equipado la zona no sólo con el mayor parque temático del mundo bajo techo, sino también con una zona hotelera de altísimo nivel para completar el complejo turístico. El circuito costó alrededor de 300 millones de euros y la urbanización de la Yas Island, un desierto convertido en vergel cruzado por carreteras de cinco carriles por banda, tenía un presupuesto cercano a los 20 billones. Una locura en la que la F-1 encajó de forma natural. Pero que no consiguió impedir que la carrera, iniciada de día y concluida de noche, fuera una de las más aburridas del curso.
La victoria de Vettel quedó clara desde el momento en que Lewis Hamilton comenzó a acusar problemas en los frenos de su McLaren. Al final, el británico tuvo que retirarse tres vueltas después del primer repostaje -ya había perdido el primer puesto- por razones de seguridad porque no le funcionaba el freno de la rueda trasera derecha. "Lo siento", se disculpó Martin Whitmarsh; "no podemos arriesgarnos a que sufras un accidente". McLaren se jugaba la tercera posición en la clasificación de constructores, pero el pésimo papel del finlandés Kimi Raikkonen, siempre por detrás de su compatriota Heikki Kovalainen y ambos fuera de los puntos, no ponía nada en riesgo. Fuera Hamilton, la carrera fue un monólogo de los Red Bull, sólo perturbado al final por el campeón, Button, que amenazó la segunda posición de Webber durante las últimas cinco vueltas sin lograr pasarle. Del resto sobresalió la carrera del japonés Kamui Kobayashi (Toyota), que concluyó sexto y logró sus primeros puntos en su segunda carrera.
Fernando Alonso, en cambio, prosiguió su triste deambular y no pudo ofrecer nada especial a los ingenieros y mecánicos del equipo Renault, del que se despedía tras siete años de colaboración. Concluyó 14º. "Hicimos lo que pudimos, pero el coche no daba para más. Era una carrera para disfrutar y rendir homenaje a toda esta gente", indicó; "he pasado aquí los siete mejores años de mi carrera y he ganado dos títulos mundiales. Nunca lo olvidaré. Pero hay que mirar al futuro. Y no creo que pueda ir a un sitio mejor que a Ferrari".
Jaume Alguersuari vivió el peor fin de semana de los ocho que lleva en la F-1. Tuvo problemas técnicos desde el primer día y ayer decidió entrar en el taller sin que le esperaran porque se le estaba rompiendo el cambio y se equivocó de box. Entró en el de Red Bull, donde estaban esperando a Vettel, y tras la sorpresa inicial le dijeron que siguiera. "Me confundí porque en mi taller nadie me esperaba", explicó Alguersuari, de 19 años. "Ya no tenía quinta, sexta ni séptima velocidades y estaba muy pendiente de estos problemas. Y luego me quedé tirado con el cambio roto".
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