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Arruinados por una dentadura

La empresa Dental Line, expedientada por no prestar los servicios contratados

Ángeles Lucas

Sólo toma puré, papillas y líquidos desde marzo. Antonio Morcillo, de Almería, no está enfermo, sólo carece de la prótesis que la clínica Dental Line le debería haber puesto. El servicio costaba 11.500 euros y aún lo está pagando. La clínica está abierta, pero desde hace dos semanas, los doctores no trabajan por falta de pago, los proveedores no mandan las prótesis porque tampoco han cobrado, y el personal administrativo de las clínicas se ha convertido en asesoría jurídica de pacientes. "Les ayudamos a tramitar las reclamaciones", dice una trabajadora almeriense.

Morcillo pagó en efectivo 6.000 euros y la clínica le dijo que le financiaba los otros 5.500. "Pero después decidimos anular la financiación y pagarles lo que faltaba al contado", detalla su mujer Francisca López. "Y eso hicimos. Pero Dental Line no ordenó cerrar la financiación. Ahora no paro de llorar. Yo, mi marido, y mis dos hijos vamos a comer a casa de mi hermana, para ahorrar algo", dice consternada. Francisca, aun a riesgo de ser declarada morosa, ha pedido las cancelaciones de pago a las financieras y ha reclamado en los organismos de Consumo. "Incluso he ido al Juzgado de Guardia", detalla.

"Dental Line no ordenó cerrar la financiación. Ahora no paro de llorar"
Facua tilda el caso de "fraude masivo" que puede afectar a miles de personas

En la Dirección General de Consumo de Andalucía constan 102 reclamaciones desde principios de año; la asociación de consumidores Facua, que ha catalogado el caso de "fraude masivo" porque puede llegar a afectar a miles de personas, gestiona varias decenas; y el Colegio de Dentistas de Almería prepara una reclamación conjunta.

La Junta abrió el pasado lunes un expediente informativo a la empresa. Hasta el pasado viernes se levantaron 29 actas de inspección y abrieron 14 expedientes sancionadores, cuyas multas pueden oscilar de los 200 a los 400.000 euros.

"Porque sonreír no cuesta tanto" es el lema de la empresa, fundada en 2000 bajo el nombre de Dental Life, y que ha llegado a tener en Andalucía 33 clínicas abiertas, y en España e Italia más de 75, que también registran los cierres progresivos. En febrero de este año, 18 de las 33 clínicas andaluzas fueron compradas por Adeslas. El resto se han vendido a particulares; otras se mantienen abiertas, o se han cerrado sin dar alternativa a los pacientes, como la de San Juan de Aznalfarache (Sevilla). "Estoy pagando 3.090 euros a una empresa cerrada, y no me han puesto los aparatos", cuenta Milagrosa Cubero. "Dejaron de darme cita, y cuando fui a ver qué pasaba, estaba cerrada. Todavía nadie ha contactado conmigo".

Una de las páginas web de la empresa aparece en construcción, otra está obsoleta, y los números de teléfono están dados de baja. Sus administradores; José Antonio López Torreblanca y Francisco Antonio Pérez Rubio no hacen ninguna declaración. Excepto el pasado 14, que enviaron un comunicado "para tranquilizar a los pacientes" de Jerez tras el cierre. Ana Romero, Directora General de Consumo de Salud, considera que los propietarios "están obstruyendo la labor de inspección de los técnicos. No colaboran", comenta. Y anticipa que cuando tenga toda la información, la enviará a la fiscalía para ver si hay delito o fraude.

En dos semanas, una de las clínicas de Granada ha pasado a llamarse Dental Stetic. Su directora, Trinidad López Torreblanca, dice no conocer al dueño de la nueva clínica: "No sé quien la ha comprado. Aquí estamos funcionando con total normalidad".

El pasado 19 de octubre la empresa debía a la Seguridad Social 17.819 euros, y en 2006 presentaba endeudamiento pesado, según informes comerciales consultados. La deuda no es sólo con los pacientes e instituciones. Raúl Gamboa, el dueño de un laboratorio madrileño asegura que está pendiente de cobrar 170.000 euros. "He tenido que despedir a seis personas e hipotecar mi casa y la de mis padres", cuenta desolado.

Dental Line empezó siendo una aventura emprendedora, que según se publicitaba, "ofrece a sus clientes la posibilidad de mejorar su calidad de vida. Y entiende la salud como un derecho". Con Morcillo, esta premisa no encaja. "Yo me muero por comerme un bocadillo. Y por supuesto, no tengo dinero para ir a otro dentista".

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Sobre la firma

Ángeles Lucas
Es editora de Sociedad. Antes en Portada, Internacional, Planeta Futuro y Andalucía. Ha escrito reportajes sobre medio ambiente y derechos humanos desde más de 10 países y colaboró tres años con BBC Mundo. Realizó la exposición fotográfica ‘La tierra es un solo país’. Másteres de EL PAÍS, y de Antropología de la Universidad de Sevilla.

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