El derrumbe de un edificio en Palma mata a siete de sus ocho moradores
Otro matrimonio perece en la misma ciudad al incendiarse su vivienda
Siete vecinos de un inmueble de cuatro plantas de Palma de Mallorca murieron en la madrugada del lunes al desplomarse de manera súbita el edificio, bajo cuyos escombros quedaron atrapados. Todo ocurrió en segundos. "Vi caer los cascotes. Se oyó brummm, un gran estruendo y miré por la ventana. Se alzó una nube de polvo. No podía llorar ni gritar y llamé al 061". Purificación, inmigrante de Perú, avisó del accidente. De las ocho personas que había en ese momento en el edificio, sólo sobrevivió una mujer, Margalida, de 47 años. Su marido, conserje, y su hija de 16 años, perecieron. También un matrimonio alemán y una familia colombiana (madre, hijo y yerno).
El inmueble del número 19 de la calle Rodríguez de Arias, construido en 1959 en el barrio popular de Es Camp den Serralta, se vino abajo a las 0.30. Un tercio del bloque, en la esquina con la calle Alós se desgajó. Sólo quedó en pie la parte de la cocina y la galería. Una montaña de escombros de seis metros atrapó a las víctimas. Entre los cascotes fueron rescatados con vida Margalida, con una pierna fracturada, y un hombre de 72 años que vivía en la planta baja de un edificio colindante. Una de las hijas de Margalida, Mónica Perelló, de 16 años, pereció, al igual que el padre de ésta, Jaume Perelló.
Luís Alberto, albañil, se salvó porque "jugaba al parchís" fuera de casa. Falleció su esposa Mónica Correa, de 56 años, de Bugavella (Colombia), que cuidaba a personas mayores. Paula Valencia, hija de Mónica, evitó el accidente porque había dejado la casa por divergencias con su ex pareja, Óscar, de 36 años, que murió aplastado. El hermano de Paula e hijo de Mónica, Pablo Andrés, de 25 años, llamado El Pirata y líder de grupos de jóvenes latinoamericanos, murió enterrado. Del matrimonio alemán no se ha facilitado la identidad.
Poco antes del derrumbe, otra tragedia había sacudido Palma: un matrimonio de unos 50 años falleció al incendiarse su vivienda, sita en el segundo piso del número 14 de la calle Cuba. Ni en el derrumbe ni el incendio se detectó escape de gas alguno.
Desconchones y grietas, pero ni una denuncia
El Ayuntamiento de Palma subrayó ayer que el edificio que se vino abajo era "joven" (de 1959), y que no constaban ni denuncias vecinales ni expedientes por grietas o amenaza de ruina. Los propietarios de los bajos y de la primera planta son aparejadores, con conocimientos para verificar la seguridad de las casas, según señaló la responsable de Urbanismo de Palma, Yolanda Garví.
"Es una tragedia social", significó el presidente de Baleares, Francesc Antich, cuyo Gobierno decretó dos días de luto en Baleares por las siete víctimas del derrumbe y por otras dos, un matrimonio de 50 años que pereció en el incendio de su piso, en otro barrio de la ciudad.
"Un accidente como éste nos impacta y nos obliga a revisar nuestra gestión, pero el inmueble no tenía obligación de pasar la revisión [la Inspección Técnica de Edificios, ITE]", reseñó Aina Calvo, alcaldesa de Palma.
Varios vecinos aseguraron que en los muros, desde pie de calle, se veían zonas quebradas y desconches caídos en la acera. Un inquilino superviviente, Luis Alberto, afirmó que dentro de las viviendas no existían problemas visibles, pero detalló que meses atrás unos técnicos revisaron las fachadas, que habían sido repintadas.
La empresa de gas rechazó la hipótesis de una explosión. No hay obras en las fincas vecinas ni zanjas en la calle. La construcción es de piedra arenisca, marés, vigas y bloques, de hormigón.
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