Choque en la A-6: una mujer muerta y 20 viajeros de un autobús heridos
El chófer de un autocar de línea embiste a un camión grúa en Torrelodones
Era raro que María Lourdes Re Sanz tomase el autobús 611 para ir a trabajar al casino de Torrelodones. Solía viajar en su coche, pero ayer lo tenía en el taller. Se montó muy temprano en el autocar verde en Moncloa. Se sentó en el primer asiento, junto al conductor. A las 7.45, todavía de noche, el autobús, con 22 viajeros dentro, chocó contra la trasera de un gigantesco camión grúa en la autovía A-6, en el kilómetro 29.
María Re, de 46 años, telefonista del casino de Torrelodones, murió en el acto.
La primera hipótesis que maneja la Guardia Civil es que el conductor del autobús interurbano de la empresa Larrea, que cubría el trayecto entre Madrid y Hoyo de Manzanares, sufriera un despiste. Embistió con su parte delantera derecha (en el lugar donde iba sentada María) la parte trasera del camión grúa. Tras el golpe, dentro del autocar, uno de los pasajeros recobró el conocimiento, según relataba a los sanitarios que le atendieron. Todo a su alrededor eran llantos y heridas. Los lamentos que escuchó al volver en sí, desconcertado, procedían de las otras 22 personas que realizaban la ruta junto a él. Sólo tres de los ocupantes del autobús quedaron ilesos. Los otros 19 resultaron heridos, incluido él, que fue dado de alta en el hospital Puerta de Hierro.
A Ricardo, el conductor del camión grúa, el golpe le pilló por sorpresa. "Iba conduciendo cuando recibió un impacto por detrás. No sabía de dónde venía", relata el director gerente de la empresa Grúas Sama, Antonio Sánchez. Se asustó, maniobró. "No vio nada hasta que, cuando pudo, paró, miró atrás y se dio cuenta de la que se había armado. No entiende qué le pudo pasar al conductor del autobús". El chófer de la grúa no estaba ayer para hablar con periodistas. "Está triste. Ha presenciado una cosa muy desagradable. Incluso estuvo ayudando a sacar a los heridos", dijo su jefe.
El camión, una autogrúa marca Grove de unos 12 metros de largo que se dirigía a Moralzarzal, circulaba por el carril de la derecha con las luces reglamentarias cuando recibió el impacto. Según Sánchez, con el impacto la grúa se salió hacia el arcén derecho. Los coches que circulaban detrás del autobús, al ver que éste hacía movimientos extraños, también viraron hacia el mismo sitio, con lo que acabaron chocando a su vez con la parte de atrás de la grúa. La confusión provocó una colisión múltiple en la que se vieron involucrados cinco coches. Una persona resultó herida leve.
Las primeras apreciaciones de la Guardia Civil, que ayer seguía investigando lo sucedido, apuntaron a que el choque podría haber sido por una distracción del conductor del autobús, ya que no se encontró ningún fallo mecánico ni de exceso de velocidad, según explicaba un portavoz de la DGT.Nines, de 39 años, iba sentada en el asiento de detrás del conductor, escuchando música medio dormida, cuando se produjo el accidente. El inesperado choque la lanzó contra el cristal que separa el primer asiento de la zona del conductor. Se rompió la nariz y se hizo una brecha en la cabeza. Ayer por la tarde permanecía ingresada en el servicio de urgencias del hospital Ramón y Cajal.
"No es nada gravísimo, pero tengo que darte una noticia", repetía su madre por teléfono, al borde las lágrimas, a varios familiares y conocidos. "En el autobús del accidente iba Nines". La mujer acudía a trabajar a Hoyo del Manzanares, como cada día. "No sabe cómo ha sucedido el choque, pero lo ha visto todo. Ha visto un cuerpo sin vida y al conductor atrapado en su asiento sin poder salir", relataba la madre, nerviosa, pero aliviada de que las heridas de su hija no hubieran sido "más graves".
El conductor, como había visto Nines antes de salir del vehículo, quedó atrapado en la parte delantera. No fue el único. Otros dos pasajeros más tuvieron que esperar, en la misma angustiosa situación, a que llegasen los bomberos para auxiliarles. Fue necesario el trabajo de los bomberos de siete camiones para conseguir sacarles, los tres con heridas graves, del amasijo de hierros en que había quedado la parte delantera del autobús tras el choque.
El lugar del accidente se convirtió en un caos de sirenas, médicos y largas filas de coches atascados a ambos lados de la autovía. Hasta el kilómetro 29 se desplazaron 17 ambulancias y cuatro vehículos sanitarios. Cuando llegaron los trabajadores del Summa ya encontraron a María tirada en el asfalto, sin vida. En el arcén les esperaban el resto de los heridos que habían podido salir del vehículo por su propio pie.
Las 20 víctimas, todas ellas de mediana edad, fueron atendidas en diversos hospitales de la Comunidad. Tres de los heridos graves (un hombre y dos mujeres) fueron trasladados al hospital Ramón y Cajal, un hombre y una mujer a La Paz, otro hombre a La Princesa y una mujer al Infanta Sofía. Las heridas que presentaban eran debidas a los fuertes golpes que habían sufrido en diversas partes del cuerpo. Algunos ingresaron con fracturas de huesos. El resto de víctimas se repartieron entre el Ramón y Cajal, La Princesa, el 12 de Octubre, La Paz, el Puerta de Hierro, el Escorial y el Infanta Sofía. De los cuatro viajeros que ingresaron con pronóstico reservado, dos mujeres habían sufrido fuertes golpes en la cabeza. Algunos de los que estaban menos graves, con traumatismos y magulladuras, empezaron a ser dados de alta en la tarde de ayer.
La empresa Larrea, propietaria del autobús, rehusó dar información sobre el accidente. Alegó que todos los detalles que conocía sobre el suceso los había puesto a disposición de los investigadores y que prefería no facilitarlos a los medios de comunicación hasta que no se esclareciesen los hechos. Tampoco quiso aclarar cuál era la antigüedad ni la marca del autobús siniestrado, del que sólo informó de que cubría la línea 611 y que disponía de capacidad para 53 pasajeros.
Lo que ofreció la empresa fue un teléfono, puesto a disposición de los familiares de los heridos que quisieran solicitar información del suceso y de las víctimas. Durante gran parte de la tarde, sin embargo, la línea no funcionó. La empresa aseguró que había atendido a varios familiares y que, sobre las tres de la tarde, el teléfono había dejado prácticamente de sonar.
El aparatoso accidente también se notó en el tráfico de la autovía de A Coruña, ya de por sí denso en la mañana del viernes. Hubo atascos durante varias horas en ambos sentidos de la circulación. Se cortaron los cuatro carriles de la autovía en dirección salida de la capital desde el kilómetro 24. Los vehículos fueron desviados por la vía de servicio, de dos carriles, hasta la siguiente incorporación, unos seis kilómetros después. El corte provocó retenciones que se prolongaron hasta el kilómetro 20, según informó la Dirección General de Tráfico.
La circulación en dirección entrada a Madrid tampoco se libró de los atascos, que se alargaron durante tres kilómetros. El corte en la autovía A-6 se mantuvo aproximadamente hasta las 11.30.
Información elaborada por Pablo Linde, Elena G. Sevillano y Anaís Berdié.
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