Sobre el golpe de Honduras
En su artículo La democracia bajo condena, del 17 último, el señor Consalvi justifica el golpe militar hondureño en base a que Zelaya "pretendió llevar a cabo un referéndum ajeno al orden constitucional hondureño". El argumento me recuerda el del chiste de la bronca en el metro, en el que el agresor acusa al agredido de querer empujarle, y éste se pregunta: "¿No te jode el profeta...?". Castigos frente a intenciones no parecen vías no ya democráticas, simplemente de humanidad.
Curioso que para el delicado tema de la tercera reelección planteado en países no muy conformados hoy con aquella prerrogativa decimonónica de "Sufragio efectivo, no reelección", el autor cite como infractores a Venezuela, Bolivia y Ecuador, pero no a Colombia, que está en fase de culminar la reforma para una tercera legislatura -probablemente justa- del presidente Uribe.
Y en cuanto a que "no fue destituido por un golpe militar", equivale a asegurar que ni Franco ni Pinochet ni otros se sublevaron militarme contra el régimen constitucional.
Baste observar el magnífico reportaje televisivo de Jon Sistiaga, días pasados, para comprobar quiénes están con el presidente destituido y quiénes y de qué clase social están con el usurpador Micheletti.