Una nueva hornada de humoristas se curte en Madrid
Paramount Comedy celebra una década de risas con '10 cómicos 10'
¿Qué de qué se ríe la gente? Pues aprovechamos la celebración de los 10 años del canal Paramount Comedy con 10 cómicos 10 para medir el sentido del humor de la peña, usando de muestra a las casi 1.400 personas que atestaron el teatro Coliseum de la Gran Vía madrileña la noche del pasado lunes, y que se rieron a carcajadas a pesar de los 22 euros que costaba la entrada.
Se arrancó Iñaki Urrutia (32 años), "un acomodador de salas de cine que empezó actuando en un sótano", le presentó con acento andaluz Paco Calavera (32), que esta vez hacía de maestro de ceremonias. Habló Urrutia de que, después de CSI ya no quedan prostitutas en EE UU, de que ahora a las magdalenas gordas de toda la vida se las llama muffins y del pene erecto de Nacho Vidal ("que parece el brazo de un niño cogiendo una manzana") y de sus eyaculaciones ("eso es mentira, luego llegas a casa y te haces una pajilla y pchs, ya está").
La cadena de EE UU se ha convertido en cantera de un centenar de cómicos
La nueva generación de comediantes está en la treintena y se escribe sus monólogos
Le siguió Juan Solo (40), campeón de España y Portugal del juego de cartas CCG de Star Wars, doblador y, atención: robot junto a Leticia Sabater en sus primeros tiempos. Dijo que estaba harto de las gracejas fáciles con su apellido ("¿Dónde te has dejado al Halcón Milenario? ¿Y a Chewaka?... Se casó con tu madre, gilipollas"). También habló de los porros que se fumaba Jesucristo, de "nuestro actor más internacional: Jorge Sanz", y de todos los nombres élficos que se pueden crear convirtiendo en esdrújula cualquier palabra de más de dos sílabas ("demasiado para los alumnos de la LOGSE").
El tercero fue José Juan Vaquero (33), "el cómico viajero", el más joven de los diez en lo que a tablas se refiere. Un camarero de bodas, que se dedicaba a contar toda clase de anécdotas con mucha, mucha gracia después de cada banquete, y al que sus amigos apuntaron a un concurso de monólogos que vieron en un periódico local de Valladolid (su ciudad natal) y que, por supuesto, ganó. Esta vez habló de Internet ("¿Cómo se dice yutub o yotube? No, yotube es pasado"), de su primo ("tan conformista que fue a un programa de televisión y, nada más ser presentado como "Ivan, 29 años y residente en Valladolid", dijo: "Me planto").
Les siguieron David Navarro (33 años), "de Jaén Jaén", ex funcionario de la Junta y hoy coordinador del colectivo de "Nuevos Cómicos", que comentó sus problemas con el plastiquillo del pan bimbo ("que siempre se pierde"), y los abrefacil de la leche; Ignatius Farray (35), fue con un discurso mucho más político ("Hoy se protege más a los linces que a los niños, de hecho nunca he oído hablar de un cura que se follara a un lince"); Joaquín Reyes (35), que le puso nombre a ese gesto tan típico de la presidenta Esperanza Aguirre: "La doble papada"; Don Mauro (32), que dividió el mundo en dos grupos de personas (los que se tiran pedos y los que los huelen) y contó que él siempre se tira un pedo en el ascensor por si acaso; el ya veterano Agustín Jiménez (39), que deleitó al auditorio con su indescriptible Fábula del clítoris; Raul Cimas (33), que recordó algunas de las cosas por las que se sentía afortunado (por una parte se le apareció Dios, aunque fuese por equivocación, y por otra, un día le funcionaron los auriculares del tren); y, culminó el evento Toni Moog (38), que convirtió la M-30 en el laberinto del fauno y se quedó a la espera de que llegara una nave nodriza a lanzarle alimentos mientras seguía dando vueltas con el coche.
Y dicho esto, y después de casi dos horas de risas, se podría decir que el sentido del humor está en plena forma. Que nos reimos de lo divino y de lo humano, incluso pagando 22 euros de entrada. Que hay tantos cómicos como tipos de humor. Que el humor es la mejor manera de decir lo que nadie se atreve a decir. Que atrás quedaron Eugenio, Martes y 13 y los Morancos (sin ánimo de hacer comparaciones). Que hay una nueva generación de comediantes -un centenar según el colectivo por el que han pasado y que les aglutina: "Nuevos Cómicos"- que se han criado a los pechos de Paramount Comedy y que se están curtiendo y se han curtido sobre las tablas de locales de Madrid (la Chocita del Loro y Garibaldi, en origen, el Irish Corner y la Joy Eslava, cada martes en los últimos tiempos, pero también Galileo o Clamores). Que no hay cómico de esta cantera que no se escriba sus monólogos (está mal visto que no lo hagan). Que la mayor parte de ellos no llegan a los 40 y que, casi todos, terminaron como humoristas por alguna carambola del destino y porque tenían ese talento particular infraexplotado. Que las mujeres, ausentes pero en boca de muchos, vienen pisando fuerte (África, Belén Rubio, Eva H...), aunque parece que a ellas les seduce muy rápido la televisión porque ahí se quedan.
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