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El 'violador del búho' acepta 233 años de cárcel por 18 agresiones

Las víctimas admiten una pena menor para no declarar

Lo que querían era irse a sus casas y olvidar. Este era el estado de las 18 jóvenes víctimas de un agresor sexual que acudieron ayer a declarar a la Audiencia Provincial de Madrid, relata Tina Alarcón, presidenta de la Asociación de Asistencia a Mujeres Violadas. A las jóvenes, tres de ellas menores cuando fueron agredidas, les tocaba rememorar ante el juez el momento en que fueron agredidas por un "auténtico depredador", en palabras de Alarcón. Sobre el acusado, Isaac Plaza Cristóbal, de 31 años, en prisión desde enero de 2008, pesaba una petición del fiscal de 240 años de cárcel por las agresiones sexuales cometidas entre 2001 y 2007.

Empezó el juicio, que se celebraba a puerta cerrada a petición de algunas de las víctimas, y el acusado confesó. Plaza reconoció todos los hechos que se le imputaban, según fuentes judiciales. En total, 17 delitos de violación, una agresión sexual, tres delitos de robo y dos de lesiones. Las abogadas de las víctimas acordaron con la fiscal reducir en seis meses cada pena de 14 años que se le pedía por los delitos cometidos con violencia. En total, 233 años, siete menos de los 240 que pedía la fiscalía. Un ajuste con el que evitaban que las mujeres tuvieran que pasar el trago de declarar ante el tribunal. Ellas estuvieron de acuerdo. Lo único que tuvieron que hacer fue ratificarse en las denuncias que habían puesto en su día en comisaría. Cuando acabó de hacerlo la última víctima, el resto la recibió con aplausos, informa Efe. Las mujeres esperaron a que el acusado abandonara la sala para gritarle "cerdo", "hijo de puta", "ojalá te mueras". Y pudieron irse a sus casas.

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Isaac Plaza, conocido como el violador del búho porque asaltaba a muchas de sus víctimas al bajar del autobús nocturno, era uno de los violadores múltiples más buscados por la policía. Atacaba casi siempre de noche, llevaba a las víctimas a una zona aislada, amenazándolas a veces con una navaja, y las violaba reiteradamente. En alguno de sus ataques se ocultaba con un pasamontañas. El agresor pedía insistentemente a sus víctimas que no le mirasen y también las amenazaba para que no contasen lo sucedido. Actuó durante siete años.

En las bases de datos policiales había muestras de semen de un individuo al que apresaron ocho años después de su primer ataque, relata Alarcón. En parte gracias a la última de sus víctimas. La chica, entonces menor, asesorada por su padre aceptó una segunda cita con su agresor. Acudió a ella acompañada por la policía. Cuando identificaron al sujeto, descubrieron que no era la primera vez que violaba a una chica joven en Madrid.

"Tiene el típico perfil de violador reincidente", señala Alarcón. Era calculador. "Seguía una táctica. Incluso tenía novia", añade. "Desgraciadamente, no hemos encontrado la manera de que estos sujetos no reincidan al salir de la cárcel". Por eso, opina esta especialista en agresiones sexuales, la acusación ha solicitado al tribunal que aplique la llamada doctrina Parot para que el imputado cumpla íntegramente la máxima pena que permite el Código Penal (30 años). Esta doctrina fue aplicada por primera vez por el Tribunal Supremo a un agresor múltiple en 2008.

El juicio continuará el jueves con las pruebas periciales y las conclusiones, en las que las partes, si lo consideran oportuno, pueden volver a cambiar las penas que solicitan.

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