San Mamés Barria duplica el coste del nuevo campo del Espanyol
Los 'periquitos' asumen un coste de 87 millones frente a los 160 de Bilbao
El Athletic presentó ayer un estadio público que batirá récords. De momento, el primero será el coste, 160 millones, seguramente antes de impuestos, frente a los 67 millones más 20 de urbanización, por ejemplo, del nuevo estadio del Espanyol, el último construido de los equipos españoles, con categoría 4 estrellas FIFA. Por otra parte, según las cuentas presupuestarias, el asiento de las 40.500 localidades del estadio de Cornellà sale a 2.143 euros frente los 3.018 presupuestados en el nuevo San Mamés. Hay una segunda diferencia y es que el Espanyol sufraga los gastos con un crédito sindicado de 60 millones frente al Athletic, que cede su titularidad a una sociedad pública de la que forman parte el Gobierno Vasco, la Diputación Foral de Vizcaya, el Ayuntamiento de Bilbao, la BBK y el propio Athletic con partidas presupuestarias aún sin determinar específicamente (Ayuntamiento y Gobierno Vasco aún no han formalizado oficialmente su presencia en San Mamés Barria) aunque se antojan cercanas, a partes iguales, a los 55 millones por cabeza.
El asiento de Cornellà cuesta 2.143 euros por los 3.018 de Bilbao
Lo cierto es que San Mamés pasará a ser un estadio de titularidad pública, porque como dijo ayer en la presentación del proyecto el Diputado General, José Luis Bilbao, "no está bien visto que organismos públicos subvencionen a entidades privadas", lo que justificaría la constitución de San Mamés Barria como nueva titular de un espacio que todos los actores definen "como un tractor de futuro de la ciudad, del territorio y del país". Sin embargo, cuando se escarba en las voluntades de cada cual, las intenciones son distintas. El Ayuntamiento "se ha repensado mucho el tema ", como señaló el alcalde ayer, "porque no se trata sólo de un campo de fútbol sino de un espacio en el que hay que tener en cuenta la nueva entrada a Bilbao, la UPV y su campus tecnológico, y los vecinos de Olabeaga, que también son bilbaínos. Por eso hemos tardado tanto", dijo el alcalde. El Gobierno, quien más ha tardado en incorporarse al proyecto, insiste en que "haya una utilización pública del nuevo campo para que esté vivo todos los días", según señaló el secretario general de Lehendakaritza, Manuel Salinero, quien aseguró haber comenzado los contactos con las distintas federaciones deportivas para evaluar la proyección de sus deportes en el nuevo estadio.
La sensación es de que aún quedan muchas piedras que levantar antes de que se construya San Mamés porque los intereses, aunque confluentes, tienen demasiados afluentes, cuando menos políticamente estéticos, para justificar el aluvión público para una infraestructura funcionalmente privada. Incluso el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, reconvino algunas posiciones sobre el uso colateral de San Mamés al advertir que "se ha previsto que el Athletic saque varilla, money, money, de los aledaños del campo", sugiriendo que no era de uso generalizado.
San Mamés arrancó ayer con previsión de conclusión en 2015, retoques de ajuste presupuestario y de aforo, por lo tanto, y con la asunción, al menos nominal, de todas las instituciones políticas junto al Athletic del valor funcional del nuevo campo para la reversión económica de la inversión realizada.
La servilleta de Bilbao
La foto era plural, institucionalmente. Incluso, José Luis Bilbao y Fernando García Macua accedían al recinto foral frotándose las manos, más en señal de satisfacción que de frío. A José Luis Bilbao se le advertía una cierta satisfacción y un cierto descanso por lo que según dijo comenzó en una sobremesa con Fernando Lamikiz, cuando era presidente del Athletic, (antes o después de descubrirse el fraude fiscal rojiblanco) que pergeñaron "en una servilleta de papel".
Era la segunda reinvención del nuevo San Mamés, tras el primer asalto que protagonizó José María Arrate con el proyecto mediático de Norman Foster y la lista de posibles nuevos socios a 5.000 pesetas de reserva de plaza.
A la tercera fue la vencida. Y sin embargo sorprendió la ausencia del lehendakari Patxi López que delegó en su secretario general de Lehendakaritza, Manuel Salinero. Nada extraño si se atiende a lo que en su día se afirmó tras aceptar el Gobierno Vasco su inclusión en la sociedad San Mamés Barria de que el asunto excedía al departamento de Cultura y se insertaba más en una decisión gubernamental. Sin embargo, más allá de la configuración del nuevo estadio, parece que quedan muchos asuntos funcionales que consensuar.
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