Los talibanes oponen una fiera resistencia a la ofensiva paquistaní
El Ejército asegura que ha matado a 60 insurgentes en Waziristán del Sur
Un día después de que el Ejército paquistaní lanzase una de sus más ambiciosas ofensivas terrestres contra los talibanes, los combates son intensos. Un portavoz militar asegura que al menos 60 milicianos y cinco soldados han muerto en las primeras horas de lucha contra los islamistas en Waziristán del Sur, una provincia fronteriza con Afganistán.
Según la versión del Ejército, sus unidades están asegurando el terreno mientras que los milicianos tratan de escapar. No hay posibilidad de comprobar de forma independiente estas afirmaciones; tampoco las de los talibanes, que sostienen haber frenado una ofensiva en la que participan 28.000 soldados.
Esta zona montañosa y árida de Pakistán ha sido hasta ahora un reducto de radicales, traficantes y bandoleros. El Estado desapareció en todas sus formas. Los milicianos han tenido tiempo para preparar sus defensas.
La operación cuenta con apoyo popular, como la lanzada en el valle del Swat
Según el Ejército, sus unidades han rodeado a los milicianos en uno de sus reductos al norte de la provincia. Los soldados avanzan apoyados por el fuego de artillería y la aviación mientras que miles de civiles huyen de las aldeas, muchas de ellas vacías desde hace días ante la inminencia de la ofensiva. Las organizaciones humanitarias paquistaníes aseguran que 100.000 personas dejaron la zona antes del inicio de la ofensiva terrestre. Otros 16.000 lo han hecho en los últimos días.
El Ejército avanza en tres direcciones. Desde el norte, en Razmak, una localidad fronteriza entre los dos Waziristán; desde Shakhai, en el oeste, cerca de la porosa frontera afgana y desde Jandola, en el este. Los combates más importantes se desarrollan cerca de Nawaz Kot, según informan los servicios de espionaje y los residentes en la zona contactados por teléfono. "Ha habido una lucha muy intensa hasta la medianoche, y por la mañana hemos visto carros de combate moviéndose por la zona mientras que los talibanes disparaban granadas anticarro", explica un vecino que dice llamarse Gul Nawaz.
No es la primera vez que el Ejército de Islamabad entra en Waziristán del Sur. En 2004 lanzó varias ofensivas breves antes de sufrir grandes pérdidas en una operación de mayor envergadura, lo que empujó al Gobierno a buscar un acuerdo de paz.
Esta vez, la mayor resistencia se está produciendo en el suroeste, donde los milicianos se benefician del terreno escarpado y boscoso para hostigar a las tropas. Los problemas militares se concentran sobre todo en el avance desde Khaisora. El Ejército dice haber capturado la plaza fuerte de Spinkai Raghzai después de que los radicales optaran por refugiarse en las montañas en vez de combatir.
Un portavoz de los talibanes dijo que sus fuerzas habían rechazado el avance del Ejército y promete atentados contra los aliados de Barack Obama, en referencia al Gobierno de Islamabad. "Tratan de penetrar en nuestra tierra desde todos los lados, pero les hemos rechazado e infligido grandes pérdidas", dijo por teléfono Azam Tariq a la agencia Reuters desde un lugar no identificado. "El Gobierno ha puesto la soberanía del país en venta para satisfacer a Obama. Les atacaremos desde todas las partes".
Un Pakistán cada vez más inestable y que dispone de armas nucleares preocupa especialmente a la EE UU y a la OTAN.
El presidente estadounidense, Barack Obama, estudia desde hace semanas un incremento de sus tropas en la vecina Afganistán, un conflicto que es la prolongación del que se vive en las zonas tribales paquistaníes y que se retroalimentan mutuamente. Muchos talibanes afganos y miembros de Al Qaeda expulsados de Kabul en 2001 se refugiaron en zonas de Waziristán, que se han convertido en santuarios de la lucha islamista global.
La ofensiva del Ejército, como la anterior en el valle del Swat, cuenta con el apoyo de la población, harta de los radicales. Los talibanes lanzaron una ofensiva cerca de Islamabad a comienzos de año, lo que supuso una ruptura de la tregua pactada meses antes. Este ataque llevó a Washington a exigir al Gobierno paquistaní un cambio radical en su estrategia contra los talibanes para ayudar a la OTAN a ganar la guerra afgana. Desde el viernes, el Pentágono ha acelerado el envío de ayuda y material militar a Pakistán.
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