Tiempo perdido
Parece ser que el martes pasado el ministro de Educación reconoció en la Cope que "no está bien resuelto" el problema de la falta de una alternativa a la clase de religión, y que mientras que unos están en clase de religión, otros están desocupados, algo que debería "organizar cada centro". Me parece un grave error por parte del ministro, haciendo dejación de funciones. No se puede dejar en manos de los centros o de los profesores responsables de esas sesiones lectivas que ese tiempo no sea, como es ahora, tiempo perdido, algo grave con el problema educativo que tiene España.
Mi hija de siete años, por ejemplo, tiene 25 sesiones a la semana. De ellas, dos (el 8%) son de alternativa a la religión, que existe por el simple hecho de que otros alumnos van a religión, y hay que obligar a los que no la tienen a que pierdan su tiempo (por cierto, los que van a religión suelen tener tres años de catequesis para hacer la primera comunión).
Cuando en el colegio se intentó llenar de contenido esas horas, los padres de los alumnos de religión lo denunciaron, ya que la (mala) ley dice que la alternativa no podrá tocar temas curriculares, y todo en educación es curricular. Este año, y si no se denuncia, van a utilizar ¡por trimestre! un libro de lectura "inteligente", de los que mi hija lee en un par de horas o menos. Conclusión: el 8% de su formación escolar será tiempo perdido.
Señor Gabilondo, la única solución es que se saque de una vez la religión del ámbito público, o que, ya que los alumnos que no la quieren algo tienen que hacer, que la ley permita y prevea lo que cursarán los alumnos de alternativa, con contenido curricular, ya sea de idiomas, informática... Pero no puede esperar a la buena voluntad de los centros para ver qué se les ocurre. Y sobre todo, en este aspecto (y otros muchos, si pudiera ser) cambie la ley para no hacer perder un tiempo precioso a nuestros hijos.
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