"A mí quien me pone es Rubalcaba"
Pregunta. Está de premios. El último, el Nacional de Cinematografía. ¿Lo suyo es para tanto?
Respuesta. Eso deberían responderlo los demás. Yo creo que no [ríe]. Igual me los dan porque tocaba. Después de 20 años sin recibir, ahora todos de golpe.
P. ¿Es de quienes duermen con el Goya en la mesilla?
R. No, no, para nada. Lo tengo en el despacho, con todos los que han venido en estos últimos años. Primero vino el Ariel, de México,luego el Goya y los demás.
P. ¿Y qué tiene en la mesilla?
R. Cuatro o cinco libros, una foto de mi madre en un marco de pingüino y un baulito con crema para los pies, crema de manos, cacao, un boli, un cuadernito para apuntar cosas, antifaces...
P. Antifaces. ¿A su Pedro le gusta que le monte un carnaval?
R. Lo que más.
P. Tiene un proyecto en el que hará de madrastra de Blancanieves. ¿Cuál es el veneno de su manzana?
R. Yo iba a un colegio de monjas, y cuando empecé a ser actriz me decían: hay una manzana podrida en esta clase y va a contagiar a todas las demás. A lo mejor el veneno es toda mi persona [ríe].
P. ¿El espejito le dice que es la que más mola del reino?
R. En absoluto. Rotundamente, no.
P. No se habrá confundido de cuento.
R. El espejo no me lo dice, porque no me lo digo yo. Y el espejo es el reflejo de uno.
P. Siguiendo con Blancanieves, ¿a qué enano dejaría subirse a su cama?
R. A uno que me hiciese reír muchísimo.
P. ¿Y de los que no fueran tan bajitos?
R. A Robert Mitchum, si viviese.
P. Usted empezó anunciando preservativos. Si se entera Benedicto...
R. Que le den [risas].
P. Supongo que los preservativos se los regalarían a toneladas. ¿Los usó todos?
R. ¡Qué va! Si yo era virgen... Los anuncié con 13 años, y hasta los 19, nada de nada.
P. ¿Por eso dijo: "Eché un polvo en el cine a los 14 años, mucho antes de hacerlo de verdad"?
R. Lo recuerdo como espantoso, porque fue con Fabio Testi. Me divierte mucho más con Resines.
P. O sea, que fue un mal ensayo.
R. El ensayo fue guay, mejor que las tomas, porque el que estaba debajo de mí para decirme cómo tenía que moverme era Ricardo Franco. Fue en una playa, en Tánger.
P. ¿En qué es una estrecha?
R. No puedo soportar ni el abuso de poder ni la mentira. Y en la puntualidad también soy tremendamente radical y prusiana.
P. ¿Cuando Coppola dice que es maravillosa se le pone el ego al pil-pil?
R. De verdad que no. Me encanta que lo diga, pero siempre tengo los pies en la tierra. Nunca me creo nada. Lo diga Coppola o quien sea.
P. ¿Qué político la acelera?
R. A mí quien me pone es Ru-balcaba. Me parece muy interesante. Me puede la cabeza por encima de todo.
P. ¿Es más alérgica al PP o a la penicilina?
R. Pues exactamente con tres cruces a los dos.
P. ¿Qué es más droga dura: la derechona manifestándose contra el aborto o Zapatero dejándose invitar al puticlub de Berlusconi?
R. Pues me parecen casi igual de graves las dos cosas La mani me horroriza. Y Berlusconi es un señor que me da vergüenza ajena.
P. ¿Es de las que se derriten con ZP?
R. Hombre, derretirme, derretirme... pues no. Simplemente creo, de verdad, que es la mejor opción.
P. ¿A usted no le quita la sonrisa ni la subida de impuestos?
R. Me jode que te cagas, qué quiere que le diga [ríe]. Pero me descojono, ¿ve? Sonrío quizá demasiado. Pero creo que es algo gratuito, y que puede dar la vida en un determinado momento.
P. ¿Por dónde se pasa la crítica?
R. No me la paso por ningún lado, porque, desgraciadamente, me afecta y me importa.
P. ¿Y si se cae de los tacones?
R. El riesgo en la vida está en todo. Yo soy patosísima, y la profesión lo sabe. Voy andando y me escoño. Pero me gusta llevarlos así.
P. Usted, mucha protección a los galgos. Pero ¿por qué no proteger a los jueces, que también se consideran desasistidos?
R. Les protegen las leyes, ¿no? Los jueces tienen a mucha gente, y sobre todo, un corporativismo bestial. Y no tienen a desalmados que les abandonen tras su trabajo.
P. ¿Qué ventaja tiene un galgo sobre una persona?
R. Es que los perros también hablan...
P. ¿Y cuándo ha hablado con un galgo por última vez?
R. Voy a hablar ahora, al hacerme las fotos. Y pienso decirles lo guapos que están y lo felices que van a ser cuando alguien les acoja. A mí no me importaría nada terminar como Brigitte Bardot, rodeada de animales.
Perfil
Tiene 39 años, una sonrisa permanente y grandes dosis de vitalidad. Parece la antítesis de la diva, y es que, dice, "todos vamos a acabar en el mismo sitio". Le gustan la música, la lectura y los momentos de soledad, en los que cuenta que recarga pilas: "Porque yo hablo mucho". Visita el gimnasio, no concibe el cine sin palomitas y, aunque va a la compra con su carro verde de charol, afirma de sus cualidades ante los fogones: "Mi vida culinaria es una mierda".
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