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Tendencias

La 'tele' se pone existencialista

'Realities' que ayudan a ser feliz y otras novedades de la pequeña pantalla

Carmen Pérez-Lanzac

Programas que ayudan a asumir la propia muerte, concursos de baile con candidatos obesos o un taxista que te ayuda a buscar novio. Más de mil ejecutivos de cadenas de todo el mundo -que se encuentran esta semana en Cannes (Francia) para asistir a la feria Mipcom de televisión- vieron el martes la presentación del informe Fresh TV, en el que la consultora francesa The Wit repasa los formatos televisivos más peculiares del otoño, lo que permite catar las novedades de la pequeña pantalla. Éstas son algunas de las tendencias que vienen:

- Existencialismo y búsqueda de la felicidad.

En el australiano Get a life (Consíguete una vida), padres de familia adictos al trabajo aprenderán a organizar su tiempo y a adquirir rutinas que les permitan disfrutar más de los suyos y a ser, en definitiva, más felices. Mismo objetivo que el irlandés The shrinks, en el que unos niños bastante salados asesoran a adultos insatisfechos con su vida. El colmo de esta tendencia existencialista es el holandés The coffin (El ataúd), en el que el concursante adorna su propio ataúd, lo prueba y hasta participa en un simulacro de su entierro, todo ello con el objetivo de prepararse -nada más y nada menos- que a aceptar su propia muerte.

En 'Love taxi', mujeres solteras buscan novio con la ayuda de un taxista

- Pon un restaurante en casa. Otra gran tendencia del año, de la que se han presentado hasta cuatro versiones (tres inglesas y una alemana). El objetivo es común: que una pareja necesitada de ingresos extra logre montar un restaurante en el salón de su casa.

- Perder peso. En el danés My big fat parents (Los gordos de mis padres) son los hijos, preocupados por el sobrepeso de sus progenitores, quienes los apuntan al programa. Y desde Estados Unidos llega el fino Dance your ass off (Mueve tu culo), una especie de ¡Mira quién baila! con obesos, michelín arriba, michelín abajo.

- Échate novio... con la ayuda de un taxista. Ésa es la propuesta de Love taxi, en el que un taxista bastante simpático recorre las calles de Nueva York con una soltera deseosa de dejar de serlo en el asiento trasero. El taxista sólo sube a los clientes que a ella le entran por el ojo y, una vez a bordo, los somete a un tercer grado. Si a ella le gusta, habrá cita. Si no, el sorprendido candidato deberá bajarse del taxi. Al menos no recibirá descargas eléctricas como en el israelí Buzz off, en el que la soltera en busca de novio tiene derecho a torturar a los candidatos si dicen algo que le disgusta.

- Se busca al nuevo Michael Jackson. Era de esperar que en el año de la muerte del rey del pop a alguien se le encendiera la bombilla. Desde Reino Unido llega esta propuesta: buscar al bailarín capaz de emular a Jacko.

- Que viva la mala baba. Ésa es la gracia del inglés Four weddings, en el que cuatro mujeres a punto de casarse competirán por una luna de miel a todo trapo. Todas irán invitadas a la boda del resto y después se despacharán a gusto: qué hortera el traje, vaya porquería de menú y un largo etcétera que se pueden imaginar. La pareja que obtenga mejor puntuación será la agraciada.

- Fervor nacionalista. Una de las propuestas más surrealistas llega de Noruega y se llama Culture schock. 20 estadounidenses de origen noruego deben sacar a lo largo de varias pruebas al vikingo que llevan dentro. El que demuestre ser el más noruego podrá conocer a los numerosos descendientes de sus ancestros.

Una imagen de <i>The coffin,</i> que emite la cadena holandesa EO, idea de la productora Absolutely Independent.
Una imagen de The coffin, que emite la cadena holandesa EO, idea de la productora Absolutely Independent.

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Sobre la firma

Carmen Pérez-Lanzac
Redactora. Coordina las entrevistas y las prepublicaciones del suplemento 'Ideas', EL PAÍS. Antes ha cubierto temas sociales y entrevistado a personalidades de la cultura. Es licenciada en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de El País. German Marshall Fellow.

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