El gran día del socialismo vasco
Los 572 delegados del PSE-EE viven su primer congreso en el Gobierno en un ambiente eufórico y entre llamamientos a no caer en la autocomplacencia
Pasadas las 17.00 de ayer el Palacio Euskalduna de Bilbao rompía en aplausos. Puestos en pie, buena parte de los 572 delegados del PSE-EE convocados para la ocasión y un número parecido de invitados, ovacionaban a Patxi López, que acababa de ser reelegido secretario general del partido. La primera jornada del VI Congreso del PSE-EE se caracterizó por el buen ambiente, las bromas amables de los militantes a los VIPs del partido -"¡Rodolfo [Ares], no te despegas del móvil!- y por la convicción unánime de que los socialistas están hoy "más unidos que nunca". Es el primer congreso con el partido saboreando las mieles de verse ocupando los resortes del Gobierno vasco.
El día había comenzado con buenos augurios para el lehendakari y líder de los socialistas vascos, con Hoy puede ser un gran día de Joan Manuel Serrat sonando por la megafonía mientras los asistentes tomaban sus asientos, poco después de las 10.00. Todo eso se reflejó en la actitud de López, "más relajado que en el anterior congreso, pero, al mismo tiempo, más comedido y con un mayor sentido de la responsabilidad", según el análisis de Alberto Borobia, veterano militante y concejal de la agrupación de Amorebieta.
Cerca de 80 de los delegados que tenían derecho a votar no lo hicieron
"No vamos a dejar que Ares abandone la ejecutiva. ¡Es el 'alma máter'!"
Blanca López, de la agrupación de Vitoria y una de las más jóvenes entre los asistentes, con 28 años, se confesaba entusiansmada y "casi emocionada" tras el discurso en el que López hizo balance. A su lado, otro miembro de las juventudes negaba que hubiera sido el mejor discurso del líder de los socialistas vascos ni, mucho menos, el más emotivo.
De los 572 delegados que podían votar, lo hicieron 497. Varios se saltaron el turno de votación entre cigarros, cafés y pintxos de tortilla en la cafetería del Euskalduna y no quisieron explicar la razón de su escepticismo. El ambiente general, no obstante, era de un gran respaldo de la dirección del partido. "Hechos son amores y López nos está demostrando mucho. En mi municipio han cambiado en un abrir y cerrar de ojos cosas que llevaban años siendo igual", explicaba Joseba Etxarte, concejal de urbanismo de Rentería, donde gobierna el PSE. No se refería solo a las retiradas de carteles de apoyo a ETA por parte de la Ertzaintza. "Hay una diferencia radical en la facilidad en el trato y eso nos ha permitido agilizar proyectos que llevaban tiempo parados".
Pero esa conexión entre partido y gobierno puede llevar al "anquilosamiento y al conformismo", según advertían varios militantes. El propio Ares, consejero de Interior y, hasta hoy, también secretario de Organización, se refería al peligro de caer en la "autocomplacencia" y hacía un llamamiento al relevo generacional en la ejecutiva del partido (en el que se incluye a sí mismo) para evitarlo. Borja Rodríguez -quien, como miembro de las Juventudes de Álava, es candidato a ese relevo- compartía la idea. "De este congreso tiene que salir una nueva ejecutiva, con cargos que no estén en el gobierno, para no descuidar el partido". Otro militante, más veterano, ponía matices: "Por principio no nos gusta que los mismos culos ocupen muchas sillas distintas. Pero hay gente que es necesaria en los dos sitios: partido y gobierno. Y creo que a Rodolfo no le vamos a dejar que abandone el cargo de secretario de organización. ¡Es el alma máter del partido!"
Entre los muchos invitados, una delegación de las Juventudes castellanoleonesas tomaba nota de todo. "Aunque Euskadi es muy distinto, el PSE es un referente para nosotros. Aquí también han estado mucho tiempo en la oposición y parecía muy difícil que pudieran llegar al gobierno".
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