El PSE vizcaíno deja de ser 'sólo' el partido obrero de la Margen Izquierda

Los socialistas vizcaínos disfrutan de sus particulares días de gloria. Al igual que sus vecinos de Álava y Guipúzcoa, pero con el plus que otorga saberse la organización más potente del PSE en número y peso político. La unidad de actuación lograda tras años de fractura ha resultado clave para ir sumando avances que se han traducido un progresivo aumento de votos en los últimos comicios. La formación no sólo ha penetrado en comarcas y municipios que hasta hace poco parecían "impermeables", sino que ha conseguido atraer también a ciudadanos de "distinto perfil social". "Ya no somos sólo el partido obrero de la Margen Izquierda", aseguran con orgullo sus responsables.

El auge de los socialistas comenzó a tomar forma en los comicios municipales de 2007, donde no sólo confirmaron con una abrumadora mayoría su respaldo en Barakaldo, segunda población vizcaína y bastión del partido en el territorio. Recuperaron también feudos históricos como Sestao o Basauri y se adentraron con fuerza en comarcas previamente inexpugnables, como el Duranguesado o las Encartaciones. En conjunto, gobiernan seis ayuntamientos que suman más de 250.000 habitantes, casi la cuarta parte del territorio peneuvista por excelencia. El verdadero vuelco electoral, sin embargo, se dio en las generales del año pasado, cuando el PSE superó incluso en votos al PNV.

La Diputación y el Ayuntamiento de Bilbao, próximos retos del partido

Las últimas elecciones autonómicas devolvieron la hegemonía territorial a los nacionalistas, pero los votos del PSE contribuyeron de forma decisiva a la proclamación de Patxi López como lehendakari. Y la llegada al Ejecutivo autónomo ha encumbrado al partido hasta alturas apenas imaginadas antes, pero ha forzado también una reordenación de cargos que ha supuesto un verdadero quebradero de cabeza para una formación sin un organigrama tan amplio como el del PNV y sin el hábito de gobernar en Euskadi. La organización vizcaína, en cualquier caso, no ha quedado desmantelada con el trasvase de dirigentes al Ejecutivo vasco. "El bloque fuerte ha preferido quedarse en el partido".

Al margen del liderazgo político y de imagen que aporta José Antonio Pastor, el socialismo vizcaíno está abanderado por nombres que han trascendido las fronteras territoriales. Desde el lehendakari, Patxi López, hasta el consejero de Interior, Rodolfo Ares, pasando por el delegado del Gobierno en Euskadi, Mikel Cabieces, y alcaldes como Tontxu Rodríguez. Sin olvidar, eso sí, a responsables que trabajan "como el que más, pero desde un modesto segundo plano". Encajarían en este grupo el parlamentario Vicente Reyes, Alfonso Gil y el secretario de Organización vizcaíno, Melchor Gil.

La renovada imagen del partido la aportan personas como el diputado Eduardo Madina o el regidor de Portugalete y miembro también de la ejecutiva, Mikel Torres. Un relevo generacional que se confirmará durante el congreso de este fin de semana en Bilbao con la entrada de nuevas caras en representación de Vizcaya.

El reto en el horizonte es ambicioso y pasa por "consolidar el Gobierno del cambio" en Euskadi. A más corto plazo y menos distancia, el objetivo no es otro que afianzar la presencia socialista en Vizcaya. Conservar los ayuntamientos actuales, acceder de nuevo a los que se han perdido, recuperar presencia en la Zona Minera y afianzar los resultados en la Margen Derecha son las principales "exigencias". Sin embargo, las miradas van más allá y aspiran a lograr un vuelco electoral de la provincia para ganar la Diputación y el único consistorio de las tres capitales vascas que le resta al PSE. "Las encuestas que hemos realizado así nos lo indican", aseguran altos cargos del partido, convencidos, "ahora más que nunca", de que el PNV "no es imbatible". Ni siquiera en su territorio más fiel.