La foto de marras

Sin duda, no todo han sido aciertos en las decisiones del presidente, pero debo reconocer mi más absoluta admiración por una decisión de éste, tomada no en Consejo de Ministros, sino en Consejo de Familia junto a su esposa Sonsoles; a saber, preservar a cal y canto la intimidad de sus hijas, menores de edad.

Por desgracia, es de cotidiana actualidad la vida y milagros de alguna pobre niña y de otros menores, utilizados a diario como simples objetos mercantiles en provecho de alguno de sus desaprensivos progenitores. Tampoco veo correcta la promoción de descendencias presidenciales aprovechando las circunstancias paternas excepcionales de morar en la Moncloa, pues lo que ante todo debe prevalecer no es tanto el cargo del progenitor como los méritos personales y la voluntad de cada cual, máxime cuando aún no se ha alcanzado la mayoría de edad. Es por ello, que haber logrado discreción, normalidad e intimidad pese a vivir en el palacio de La Moncloa y ser familia del presidente, es algo que no sólo debemos respetar, sino incluso admirar viendo los tiempos que corren. Apellidarse Rodríguez y que se desconozca su rostro, les garantiza un anonimato que significa libertad. Recomiendo contagiar al resto de personajes públicos esta enérgica defensa de la intimidad en pro de los derechos de los menores y de aquellos otros ciudadanos que quieren vivir en paz, y librarse de los temibles papparazi.-