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Los partidos pactan las 'líneas rojas' de la reforma educativa

Socialistas y PNV logran atraer al PP al consenso para impulsar el euskera atendiendo a la realidad de cada zona

Algo se movió ayer en el Parlamento. Por primera vez en los últimos 16 años, los que ha dirigido EA la cartera de Educación, los grandes partidos fueron capaces de ponerse de acuerdo en una materia tan relevante como la política y la enseñanza lingüística. El acercamiento que ya habían escenificado en la recta final de la legislatura pasada PNV y PSE en el impulso del euskera en todos los ámbitos contó ayer con un nuevo socio: el PP. Los populares se sumaron a una propuesta peneuvista que había sido previamente transaccionada con los socialistas y con los propios populares y Ezker Batua. Los partidos acordaron las líneas rojas de la futura política lingüística. Es decir, trazaron el campo de juego en que deben moverse cuestiones como la reforma de los modelos educativos o la implantación de la lengua vasca en la Administración. Aralar y EA se abstuvieron y UPyD votó en contra.

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La propuesta tiene un tono genérico porque insta al Gobierno vasco a seguir el camino trazado por el Consejo Asesor del Euskera a la hora de impulsar el uso del euskera, sin dar plazos. Con todo, resulta de un gran valor político, ya que recoge la sensibilidad de los tres grandes partidos y el PP ha podido dejar su impronta en el acuerdo, lo que permite vislumbrar, por ejemplo, que la controvertida reforma de los modelos lingüísticos podrá contar con un amplio consenso.

Las claves que en su momento marcó el Consejo Asesor del Euskera en su documento Euskara 21, hecho público en abril del año pasado, para diseñar la política lingüística pasan por la búsqueda de acuerdos, sin maximalismos ni imposiciones; la adhesión de la ciudadanía y la adecuación de las políticas a la realidad sociolingüística de cada zona de la comunidad autónoma.

La proposición no de ley que salió ayer aprobada en el Parlamento recoge estas claves. "El Gobierno vasco debe consolidar el amplio consenso social logrado en el debate abierto Euskara 21", apunta la iniciativa. Y añade: "La política lingüística debe lograr de manera progresiva la igualdad social entre el euskera y el castellano, de manera que la ciudadanía pueda ejercer en plenitud y en igualdad de condiciones sus derechos, de forma que nadie sea discriminado por razón de la lengua".

El texto apuesta a continuación por renovar los pilares de la política lingüística siguiendo esas pautas en los diferentes ámbitos. Y ello especialmente en el educativo, en el que se debe "armonizar siempre el derecho de los padres" a escoger el idioma de enseñanza de sus hijos con la obligación de que el alumnado logre al finalizar la enseñanza obligatoria una capacitación suficiente en los dos idiomas oficiales de la comunidad autónoma.

Aquí es donde el PP ha logrado introducir una de sus señas de identidad. La libertad de elección ha sido uno de los caballos de batalla que ha mantenido en los últimos años con los nacionalistas, especialmente con EA, que en la última legislatura trató por todos los medios desde la consejería de Educación que el euskera se convirtiese en la lengua vehicular de la enseñanza en todas las etapas.

Ese intento fracasó, pero dejó al sistema educativo con el conflicto lingüístico abierto y a los partidos completamente divididos. Con el acuerdo parlamentario de ayer se abre una nueva etapa, a expensas de que se asiente el consenso. Ése es el deseo de los partidos. Refrendado el documento Euskara 21, redactado por expertos con actitudes hacia la lengua vasca muy distanciadas, lo que garantiza el éxito de la propuesta, se sigue la estela del Consejo Asesor del Euskera, se lanza un mensaje de normalidad al mundo educativo, a la Administración y a la sociedad en general y se da portazo a las polémicas propuestas del anterior departamento.

Desde el PNV, su parlamentaria Arantza Aurrekoetxea, incidió en el valor que tiene el acuerdo como marco de juego para el desarrollo futuro de la política lingüística. En esa línea coincidieron el popular Iñaki Oyarzábal y el socialista Vicente Reyes. Oyarzabal apuntó que Euskara 21 supone un punto de partida, pero no debe ser el tótem de la política lingüística. "Vamos a abordar el debate desde el derecho de los ciudadanos, libertad frente a imposición. El Consejo Asesor del Euskera ha reconocido que hay posiciones diferentes en torno al impulso de la lengua vasca y que todas son legítimas", destacó.

El representante socialista valoró el hecho de marcar los límites, aunque después cada ámbito (educativo, laboral, social) fije sus ritmos con algunos matices. "Estamos renovando el consenso alcanzado en 1982 [cuando se aprobó la Ley de Normalización del Uso del Euskera]", se felicitó.

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