Daños colaterales
La moción de censura de Benidorm ha provocado, aún antes de su sustanciación, importantes daños colaterales para los dos grandes partidos protagonistas de la misma. Más en el PSOE, cuyo grupo municipal, apoyado en un tránsfuga, ha sido el impulsor de una iniciativa que constituye un error político. No sólo porque nada justifica la subversión de la voluntad popular, sino por la torpeza con que se ha manejado todo el proceso.
La moción se fraguó desde el eje Alicante-Benidorm con tres objetivos: recuperar la alcaldía que Eduardo Zaplana arrebató al PSOE en 1991 con el concurso de una tránsfuga socialista; debilitar al secretario general del PSPV-PSOE, Jorge Alarte, que desde el principio se opuso a la moción, y proteger a Leire Pajín, secretaria de Organización del PSOE, de las consecuencias que se pudieran derivar del hecho de que su madre, Maite Iraola, fuera una de las impulsoras de la moción en su condición de concejala.
Parece claro que los dos primeros objetivos se han conseguido. La alcaldía benidormense cambiará hoy de manos, y Jorge Alarte se encuentra en una posición más difícil que hace unas semanas. El tercero ha sido imposible. En la Comunidad Valenciana nadie cree que Leire Pajín no tuviera un conocimiento directo del proceso. No en balde, el área de influencia de los socialistas en Benidorm es conocido como El Pajinato. La número tres del PSOE también sale debilitada de este proceso.
En el bando del PP, Francisco Camps ve cómo la persona que apoyó para ser presidente del PP en Alicante sin lograrlo, pierde la alcaldía de la capital del turismo valenciano. Otro revés en el enfrentamiento soterrado que mantiene con los seguidores de Eduardo Zaplana. Con anterioridad, los seguidores de Camps fracasaron en su intento de presentar una moción de censura en Elche, porque un concejal afín al presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, persona de confianza de Zaplana, impidió que prosperara.
En Benidorm pierde Leire Pajín, pierde Jorge Alarte -el PSOE en definitiva- y pierde Camps. ¿Quién gana, además de los tránsfugas y de los conocidos empresarios que les acompañan? Quienes están contra Camps y aquéllos a los que les importa muy poco lo que le ocurra al PSOE. Ganan los que no están presentes en el escenario.
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