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El nuevo San Mamés se retrasa a 2018 al dilatar el Gobierno sus aportaciones

López traslada al presidente del Athletic que dará una pequeña cantidad el primer año

El País

El Gobierno vasco será socio, por fin, del nuevo estadio San Mamés. Ayer, en el transcurso de la entrevista mantenida, en Vitoria, por el lehendakari Patxi López y el presidente del Athletic, Fernando García Macua, quedó resuelta una incógnita de indudable trascendencia social y política. El Ejecutivo ha encontrado una salida decorosa en un debate que se había complicado políticamente para el PSE cuando defendía que no era "prioritario" acometer este proyecto en tiempos de crisis. Así, queda confirmado el interés del Gobierno por pertenecer a la sociedad San Mamés Berria, S. L. (junto a Diputación de Vizcaya, Ayuntamiento de Bilbao, BBK y Athletic) que asume el pago de la instalación deportiva, pero la ejecución de las obras se retrasará hasta 2018, en vísperas del Mundial que se disputará en España y Portugal. El campo, por tanto, sufrirá un retraso aproximado de cuatro años sobre el plan inicial.

La titularidad y la gestión del futuro campo de Bilbao serán públicas

Los actuales socios deberán posicionarse ahora sobre las condiciones planteadas por López, que contemplan una dilación en la aportación económica global que le correspondería (55 millones) y la determinación de que tanto la gestión como la explotación del estadio serán públicas, aunque la prioridad del uso de la instalación se atribuye al Athletic.

Macua detalló al lehendakari las características del proyecto, según la nota facilitada tras la reunión, pero López ya conocía los entresijos de la operación después de su encuentro con el diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao, en junio pasado.

Ambas partes salieron satisfechas del encuentro. Desde la óptica del Athletic, queda resuelto un enigma, avivado desde un principio por el propio Departamento de Cultura, ya que sus responsables habían dado muestras de un indisimulado desapego hacia el futuro San Mamés. A este caldo de cultivo habían contribuido, hasta hace escasas semanas, algunos dirigentes del PSE-EE. Y es que la intercesión pública de Antonio Basagoiti, con un nítido pronunciamiento en favor del nuevo campo bilbaíno, como reflejo elocuente de su condición de socio del Athletic, trasladó la presión directa a su compañero en el pacto de gobierno, y le obligó a cambiar el paso.

Desde entonces, tanto el consejero de Economía, Carlos Aguirre, como el portavoz parlamentario socialista, José Antonio Pastor, han ido adecuando su discurso -incluso el propio lehendakari- hacia la búsqueda de una salida airosa para el Gobierno que no fuera interpretada como una revocación y tampoco despertara demasiadas reacciones contrarias en el resto de clubes de otros territorios, incluso en ámbitos sociales amenazados por la situación de crisis económica.

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Desbloqueada la situación, queda por conocer el grado de implicación económica que asumirá el Gobierno vasco. De momento, se sabe que la aportación correspondiente al ejercicio de 2010 será una "pequeña cantidad".

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