Benidorm abre una brecha en el seno del PSPV

La moción de censura en Benidorm ha abierto una brecha en el socialismo valenciano cuyas consecuencias son imprevisibles. El pulso entre la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, y el secretario general del PSPV, Jorge Alarte, ha logrado aglutinar a una parte importante del socialismo alicantino contra el valenciano. "Estamos hartos de que el entorno de Alarte amenace a los compañeros socialistas, y no critique con fuerza al PP que nos roba alcaldías", comentaba una concejal de La Marina Baixa. "Los focos en esta crisis los ha situado en el PSOE y no en el PP", agrega un miembro de la ejecutiva provincial de Ana Barceló. "Ha logrado el efecto rebote: al amenazarnos, tenemos más ganar de ir al pleno", comenta un diputado. Las polémicas amenazas de abrir expediente o sancionar a los cargos públicos que acudieran al pleno de Benidorm del próximo martes surgieron del entorno de Alarte. El secretario general del PSPV ha intentado no echar más leña al fuego, asegura que no amenaza a nadie y garantiza que no habrá represalias.

La moción de censura, que firman 12 ediles socialistas de Benidorm que se han dado de baja del PSOE para evitar ser expulsados, provoca un doble sentimiento entre los socialistas. Uno racional: se debe cumplir el Pacto Antitransfuguismo y expulsar a estos concejales del PSOE. Y otro emotivo: "si Zaplana nos robó Benidorm y el PP asalta Dénia, La Vila o Vall de Laguar ¿por qué nosotros no?".

Y cuando los sentimientos pueden más que la razón es el momento en el que algunos se prestan a mostrar en público su solidaridad con el futuro alcalde, Agustín Navarro. Si el jueves la alcaldesa de Mutxamel, Asunción Llorens, se dejó ver con José María Pajín y Navarro, ayer fueron el alcalde de Altea, Andrés Ripoll, y la alcaldesa de El Castell de Guadalest, Trini Amorós, los que se fotografiaron con el alcaldable.La enésima crisis de los socialistas se fragua desde el momento en el que el nuevo secretario del PSPV, Jorge Alarte, evitó "rendir pleitesía" a Leire Pajín, según recordaba ayer una alcaldesa alicantina. A partir de ahí, el dirigente socialista ha sido vigilado al milímetro por el denominado pajinato. La moción de censura, que firma la concejal Maite Iraola, madre de Leire Pajín, ha acelerado el proceso. "Si hubiera dimitido de concejal, la situación no sería tan delicada", reflexiona un miembro de la ejecutiva del PSPV. Pero la situación se ha ido complicando tanto "que al final ha hecho que un problema del PP, como era tener un tránsfuga, se nos ha vuelto en contra", admite otra edil.

El resultado es que el PSPV está otra vez dividido. Ayer el alcalde de Altea, Andrés Ripoll y la de El Castell de Guadalest, Trini Amorós, se fotografiaron con el futuro alcalde, Agustín Navarro. "El socialismo afectivo del que habla Alarte es dar apoyo a los compañeros que hasta hace dos días militaban con nosotros, y que se han dado de baja para no dañar al PSOE", dijo Amorós.

La alcaldesa de Mutxamel, Asunción Llorens, de vacaciones en Altea, aprovechó la ocasión para llamar a José María Pajín el jueves y tomar un café con su "amigo" Navarro en el Ayuntamiento. "Es normal y correcto que Alarte y Leire Pajín rechacen la moción, pero el Pacto Antitransfuguismo el PP lo ha roto en Alicante varias veces, nos han robado varias alcaldías", se lamenta la alcaldesa que insta a revistar y actualizar este pacto contra los tránsfugas.

Algunos de los cargos socialistas alicantinos consultados ayer por EL PAÍS recriminan a Jorge Alarte que no haya tratado el tema de la moción de censura de Benidorm en la ejecutiva, que no haya reunido a la dirección provincial y que no se haya desplazado a Benidorm para reunirse con los concejales y militantes. "Es un pulso de Alarte contra Pajín", dicen unos. "El pulso es de Pajín contra Alarte", aseguran otros. Y desde la dirección federal del PSOE evitan hacer cualquier tipo de declaración y reiteran que cumplirán el Pacto Antitransfuguismo. "Leire Pajín ha dicho todo lo que tenía que decir", aseguraron desde su gabinete. Y en la ejecutiva del PSPV de Alarte asisten atónitos por la virulencia de las críticas de Alicante y confían en que el "tsunami de Benidorm" pase pronto.