200 millones para un estadio sin techo
Por segundo año consecutivo, el Abierto de Estados Unidos verá su final en lunes, no en domingo, y... si no sigue lloviendo. Es sorprendente: el estadio Arthur Ashe costó 200 millones de euros dentro de un plan de renovación que también retocó la pista Louis Armstrong... ¡en 1997! Con una cancha central que tiene menos de 15 años, nadie pensó en la posibilidad de incluir un techo en el proyecto, lo que podría dejar el torneo como el único grande sin esa protección en 2014 -Roland Garros estudia instalar una cubierta para entonces, como reacción a la competencia que supone el Masters de Madrid, con tres techos retráctiles-.
Llueve fuerte en Nueva York y algunos tenistas -Roger Federer, Caroline Wozniacki o Fernando González- se arriesgan a entrenarse bajo techo, aunque eso pueda alterar los sutiles equilibrios de su juego. "¿Es el techo necesario?", plantea el suizo; "si se mira la historia, quizá no. Normalmente, hace calor en Nueva York en estas fechas, pero en 2008 ya hubo que jugar la final en lunes. Cosas impredecibles. Un techo las puede hacer más predecibles para los fans, los patrocinadores, las televisiones y los jugadores. Lo apoyo". No es, sin embargo, algo fácil: existen problemas estructurales, según los expertos, para igualar la faraónica obra emprendida en Wimbledon, que costó más de 100 millones.
¿Qué piensa Andy Murray? ¿Qué opina él, que el año pasado vio suspendida su semifinal contra Rafael Nadal por la lluvia y tuvo que jugar la final, perdida, en lunes? "Quizá no se necesite un techo, pero sí lonas para tapar la pista", explica; "he visto como aquí, cuando llueve, ponen a 100 personas con toallas para secarla y limpiarla. Bastaría con lonas".
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