Perdedores con agallas
Narrativa. La crítica británica ha comparado a Andrew Holmes (Inglaterra, 1972) con Martin Amis, Ian McEwan o Nick Hornby. A juzgar por Clark Street 64, su tercera novela, la comparación no es desacertada. Nos referimos, claro está, al mundo que en ella se representa, cercano al de novelas como La información, Amor perdurable o Un gran chico. La inspiración realista en el retrato de la sociedad británica de hoy, y, más específicamente, de la londinense, así como el soterrado humor paródico merced al que la tentación costumbrista queda cauterizada, son claramente similares. No lo es, en cambio, el Londres en el que sus personajes viven. Atrás queda la ciudad más o menos chic de las novelas de Amis o McEwan, e incluso la proletaria de Hornby. Holmes nos habla de un Londres interracial poblado de mangantes de medio pelo, de perdedores que caminan a disgusto por el lado oscuro de la vida; gentes que dieron un mal paso y torcieron su rumbo pero que carecen de una verdadera vocación criminal. Es el caso de Dash y Max, que se ven involucrados sin quererlo en el secuestro de un niño y cuyos desvelos para zafarse del calamitoso destino que los amenaza sostienen la trama. Holmes demuestra talento para el enredo cómico y la creación de vidas. Cabe reprocharle su falta de contención, que necesite contarlo todo, y que, más allá de la intención redentora implícita en la comprensión que destila por las debilidades de sus personajes, no se intuya una voluntad reflexiva de mayor calado. -
Clarke Street 64
Clarke Street 64
Andrew Holmes
Traducción de Julia Osuna Aguilar
451 Editores. Madrid, 2009
440 páginas. 19,50 euros
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