La moda kafkiana cierra la Pasarela
La exposición 'Hombres en falda' salta de La Nau de Sagunto al certamen
En tiempos más dados al balance contable que a la reflexión, las colecciones vistas en la tercera jornada de la Semana de la Moda han dado con el argumento irrefutable para confirmar su momento balsámico (que no balcánico, que también los ha tenido). La última jornada de la pasarela se inició con el vivero de emergentes de la Zona D. Este apartado no se libra de la aureola del tópico reduccionista de transgresora, y no es para tanto. Aislado el egovirus de lo trendy, se han visto colecciones dispares. Destacaron las tonificantes salidas de Retal Reciclaje Creativo, que abandonan el naif irónico (e icónico) de sus inicios para adentrarse en una colección más madura y circular; y el acertado lavado de cara al grunge de la diseñadora Susana Escribano. Así y todo, el comité organizador dejó desierto el premio a la mejor colección de la Zona D al considerar que ninguna propuesta presentada estaba al nivel exigido. Doctores tiene la iglesia de las tendencias.
Jaime Piquer abrió la tarde con una colección acuática resuelta en organzas de seda y algodones. La diseñadora Tonuca presentó Un sueño con Kafka: prendas con volumen introspectivo, en algodón y su estreno en el uso de la organza. En la paleta cromática, una fusión filosófica de azules y negros. Literal. Advertencia: no nos hace falta ser Tonuca para poder entender nuestra vida a través de Kafka. Nuestras vidas son cada vez más kafkianas. ¡Glups! A continuación, Nona optó antes por el rigor de lo sustractivo que por la autoindulgencia. La diseñadora prosigue su búsqueda de nuevas formas geométricas y cortes de volúmenes. En su colección Técnica, resuelta en negros, maquillaje y blancos, Noelia Navarro acentúa las líneas femeninas y la vaporosidad propia de las colecciones estivales. Para cerrar la jornada, el crítico king-size de moda y danza Roger Salas propuso un juego de cadáveres exquisitos, Hombres en falda, una exposición de moda, que se mostró este verano en La Nau de Sagunto, que culmina donde tenía que empezar: en la pasarela. Y se vio eso precisamente. Muchos hombres y muchas faldas.
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