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Cosa de dos
Columna
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Cifras

Circula por ahí una idea curiosa: las clases medias, dicen, son las víctimas de unas políticas elitistas que sólo favorecen a los muy ricos y a los muy pobres. Cuando digo por ahí, no me refiero a España, sino al conjunto de eso que llamamos Occidente, o "comunidad internacional". En serio, parece que las clases medias se sienten oprimidas. Y no es cierto. Pagan la mayor parte del pastel, eso sí, pero también se comen la mayor parte. Especialmente cuando acceden a la pensión.

Creo que nos hemos acostumbrado a ver sólo una parte de la imagen, la que se nos muestra. En la imagen nos vemos a nosotros, las sufridas clases medias, con nuestros impuestos, nuestro trabajo (o nuestro paro) y nuestros sueños frustrados; y vemos a los Goldman Sachs, a los megamillonarios, a los ejecutivos multinacionales, que surfean sobre mares de dinero y abrevan en paraísos fiscales.

Vale. Vemos eso. Pero apenas vemos a los otros, porque ni siquiera aparecen en la imagen. Aunque no lo crean, existe un proletariado. Ocurre que ya no se congrega en fábricas, ni forma partidos, ni amenaza con revoluciones. No cuenta. Y, por tanto, queda oscurecido tras cifras vagas: estimaciones de muertos en patera, estimaciones de prostitutas, estimaciones de inmigrantes ilegales, estimaciones de indigentes. Esa gente es poco más que una suposición.

La National Coalition for the Homeless, una gran organización estadounidense que hace lo que puede por las personas sin techo, cuenta una historia que sí tiene cifras. En Estados Unidos se ha popularizado entre ciertos jóvenes la práctica de pagar unas cervezas o unos dólares a los indigentes (muchos de ellos con problemas mentales) para que peleen entre sí, o se arrojen desde una cierta altura, o se humillen de cualquier forma. La cosa se filma. Hasta 2003, se comercializaba en DVD (8,6 millones de unidades vendidas); desde entonces, cuando se prohibió la venta, acaban en plataformas como YouTube. Son borrados con rapidez, pero siguen circulando a través de los móviles.

Otro dato. En 2008, 106 indigentes fueron apaleados por grupos de jóvenes estadounidenses; de ellos, 27 fueron apaleados hasta la muerte. Nada, sólo quería dar unos números.

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