La maté porque era mía y lo escribí
Remigio Vega publicó en la cárcel el relato de cómo asesinó a su mujer en 1888
En los primeros párrafos de ¿Loco o delincuente? Novela social contemporánea el autor dice que su mujer está ajada, tiene canas, un lunar con pelos, la frente saliente y los ojos hundidos, aunque, admite, su talle es elegante. Remigio Vega Armentero escribió el libro autobiográfico en la cárcel Modelo de Madrid. Estaba preso por matar a su esposa Cecilia Ritter, Adriana en la novela, de cuatro tiros en la cara.
"Criatura perversa, adúltera sin entrañas, murió como debía morir", escribe Vega Armentero. "En la antigua Judea, las mujeres como ella sucumbían apedreadas". Su relato pervive gracias a una magnífica reedición de 2001 a cargo de la investigadora del CSIC Pura Fernández. La trama de la ficción y la historia real del crimen corren paralelas. Vega Armentero (Carlos en la novela), periodista y escritor republicano, ateo, librepensador, masón, naturalista y heterodoxo no es feliz en su matrimonio. Su católica esposa francesa, profesora de piano, tiene un amante extranjero. El marido también tiene un lío, pero eso importa menos. El matrimonio es un infierno de insultos, maltrato y muchos celos. Él sufre un asalto y un intento de envenenamiento. Ella le hace internar en un manicomio. Cuando sale, la mujer, bien considerada entre la burguesía e independiente económicamente, se ha ido de casa con sus tres hijos. Una tarde, el 20 de noviembre de 1888, el marido ha quedado con su amante cuando se encuentra en la calle San Lorenzo a la esposa. Se insultan, discuten. Él saca el revolver y dispara. Intenta suicidarse pero falla. Lo detienen, lo juzgan y lo condenan a cadena perpetua, una sentencia muy severa para tal homicidio a finales del XIX, cuando a los crímenes de violencia de género todavía se les llamaba crímenes pasionales.
"Criatura adúltera sin entrañas, murió como debía morir", escribe el autor
"Las historias están donde el crimen se hace negocio", dice Lorenzo Silva
"Fue un caso sonadísimo en la prensa librepensadora del momento y el libro que el asesino publicó desde la Modelo se agotó y tuvo una segunda reimpresión", explica Pura Fernández, gracias a quien la historia y el testimonio no se han perdido en el olvido. El libro tenía todos los elementos de moda para ser un éxito. Siguiendo el estilo naturalista de Zola, Vega Armentero critica la podredumbre de la sociedad burguesa (a la que sentía se había vendido su mujer). Además de la tensión política de la época, el libro trata el polémico tema de la naciente psiquiatría moderna y del jurado popular, es profundamente anticlerical, no se corta en narrar lo vulgar, se recrea en lo erótico, y, de paso, tiene una trama digna de un folletín, la narración en boga de aquella España. "Una buena novela negra es un indicio del desarrollo cívico de una sociedad que es capaz de cuestionarse, porque una buena novela negra siempre ataca las estructuras del poder establecido", dice el escritor Lorenzo Silva, quien, más de 120 años después de aquel crimen literario, ejerce de comisario en el II Festival de novela policiaca de Madrid, Getafe Negro (del 22 al 25 de octubre). Él considera a Juan Madrid el padre indiscutible del género en esta ciudad. Sin embargo, el eje de Getafe Negro está en Suecia. Siguiendo el tirón de la trilogía Millennium de Stieg Larsson, el festival invita a varios de sus compatriotas. Para comprender la naturaleza del crimen, sin héroes ni psicópatas de película, Silva recomienda la serie televisiva The Wire, que retrata la realidad criminal de Baltimore sin concesiones. "Es una pena que en la literatura española haya tan poco reflejo de nuestra realidad criminal", comenta el autor de La flaqueza del bolchevique o El alquimista impaciente. Es decir, sobran psicópatas de película y faltan historias sobre la corruptela inmobiliaria, las redes de tráfico de personas, las bandas organizadas... "Ahí están las historias más interesantes, donde el crimen se convierte en negocio", asegura.
Por cierto, a la pregunta del título de su novela ¿Loco o delincuente? Vega Armentero responde que el personaje de Carlos, es decir, él mismo, no es ni uno ni lo otro, "sino vengador de sus agravios y vindicador de su honra". Ventajas de ser el narrador omnisciente de tu propio crimen.
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