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Reportaje:DINERO & INVERSIONES

La banca privada, en el paraíso

La lucha contra el dinero opaco lleva negocio a las gestoras de altos patrimonios

Miguel Ángel García Vega

En los últimos meses, la banca privada y las firmas que manejan altos patrimonios parece que sólo tienen poder adquisitivo para los problemas. El cerco de la comunidad internacional a los paraísos fiscales y a la ocultación ha traído un desafío extra a un sector en plena reinvención, que perderá este ejercicio, en patrimonio gestionado, 24.000 millones de euros. O sea, el 10% de lo que se calcula que mueve al año. En esta tesitura se inicia toda esta lucha planetaria porque no haya territorios opacos al fisco. Pero, cuidado, estos espacios de la insolidaridad pueden ser un problema o una ayuda para quienes manejan el dinero de los millonarios.

"Con esta mayor presión volverá mucho dinero procedente de paraísos fiscales, y ese dinero tendrá que buscar asesoramiento", reflexiona David Cano, socio de Analistas Financieros Internacionales. Y eso es negocio para estas entidades. "Para el sector es bueno porque viene más dinero", confirma el responsable de un multifamily office madrileño.

El problema es transformar ese dinero, como se dice en la jerga, offshore en onshore. Es decir, que pase de ser opaco (en el caso de que lo sea) a transparente. En los últimos años, según reconoce el director de un banco privado suizo con sede España, las peticiones para hacer ese camino se han multiplicado exponencialmente encima de su mesa. Pero, claro, ninguna entidad seria reconoce entrar en este juego. "No sabemos la fórmula de pasar de offshore a onshore. No ayudamos a ningún cliente a hacerlo", dice tajante Pablo Torralba, director de la oficina en Madrid de Edmond de Rothschild. "Si no hay una forma legal de hacerlo, ni se plantea", repiten todas las firmas.

Sin embargo, las gestoras de altos patrimonios son conscientes del potencial económico que tienen estos territorios y el negocio que les supondría. Acorde con los datos del Banco de España, las inversiones de cartera (títulos y valores negociables) españolas en estos paraísos ascendían el año pasado a 19.610 millones de euros. Estamos hablando de dinero declarado y, por decirlo así, absolutamente regulado. Al igual que los 1.000 millones que, según los técnicos del Ministerio de Hacienda, invirtieron en 2008 las empresas españolas en estos territorios.

Otro cantar son los fondos opacos que tienen en estos países los particulares españoles. "No es un tema baladí. Te quedarías boquiabierto si repasaras entidad por entidad y cuenta por cuenta quiénes tienen su dinero invertido en estos territorios: políticos, deportistas, actores... Y hablo de compatriotas", reconoce el socio del multifamily office madrileño.

El objetivo está claro: hay que traer ese dinero por las buenas o por las malas, y en ambas situaciones los gestores de altos patrimonios ganarán trabajo y clientes. Pero las dos opciones plantean muchos problemas. Por las buenas -que es la que prefiere, al menos sotto voce, la mayoría del sector- supone recurrir a una amnistía fiscal (en sentido estricto, ese dinero que retorna tendría un gravamen en España; no vendría gratis). "Si hay una amnistía y a ese capital se le grava o penaliza, como se quiera entender, con, por ejemplo, un 2%, esos fondos seguro que regresan y sería un negocio muy importante para la banca privada", analiza Javier Rivero, ex director de la banca de altos patrimonios de Bankinter.

Pero esta amnistía también genera dudas. "Si se produce, ¿cuál será el tratamiento tributario que tendrán cuando el marco impositivo de nuestro país aún está en el aire? ¿Qué ocurrirá con las sicav?... Es un problema muy complejo. Sobre todo en un mundo en el que vuelve a hablarse otra vez, después de muchos años, de impuestos", analiza David Cano. "Para los ricos, el reto está en dónde colocan ahora su dinero. Y ahí entran los especialistas".

Sin embargo, aunque a nadie se le escapa que para las arcas públicas ese dinero vendría como agua de mayo, también subyace un planteamiento moral. "Es una infamia plantear una amnistía. Induce al incumplimiento de las obligaciones fiscales de los ciudadanos y a preguntarse por qué ellos no pagan y yo en cambio sí", advierte Javier Díaz-Giménez, profesor de Economía del IESE. Ahora bien, por las malas sería "vía investigación y palo", como comenta un analista. Una solución lenta y cara.

Los problemas no se acaban para este dinero offshore, ni siquiera para los que están declarados. "Cada vez es menos atractivo tener capitales no fiscalizados. Gestionar activos en paraísos fiscales es muy caro", dice Torralba. Una situación que también puede ayudar a que regresen.

Y en este momento entra en juego una pregunta que, quizá, algunos se estén planteando. Por qué hay tan pocos inversores españoles de forma declarada en un centro off shore. Tiene su respuesta. En España, todo el dinero ubicado en un paraíso fiscal tributa bajo el régimen de atribución de rentas. Es decir, Hacienda imputa esos activos como si hubieran obtenido unas plusvalías anuales mínimas del 15% (sea cierto o no). Y también infiere que se han recibido de forma líquida (como si se tratara de dividendos), de manera que se integra en la renta ordinaria de la persona y tributa al marginal (la escala más alta). Esto desincentiva el camino transparente y hace que muchos opten por la vía de lo ilícito.

Hoy por hoy es imposible ponerle el cascabel a cuánto dinero español se oculta en estos territorios, pero un comentario puede ayudar a hacernos una idea: "Siempre se ha dicho que hay más dinero de España en Suiza que estadounidense. Y la razón es, por decirlo así, ética: en Estados Unidos, defraudar está muy mal visto; aquí parece, desgraciadamente, una obligación", sentencia Javier Rivero.

El fin del secreto bancario

Los paraísos fiscales y la opacidad fiscal han sido señalados con el dedo y denunciados como dos de las grandes lacras financieras del siglo XXI. La guerra contra ellos es abierta. Con este pesado telón de fondo, los representantes de 80 territorios fiscales se han reunido esta semana en México en el Foro Global de Transparencia e Intercambio de Información, bajo el auspicio de la OCDE, con el objetivo de que el juego limpio tributario sea una realidad. ¿Se ha conseguido?

De momento, en palabras de los organizadores, "se han dado pasos adelante dirigidos a confirmar el fin de la era del secreto bancario como refugio de los evasores de impuestos". El Foro establece un sistema de supervisión entre naciones -conocido como peer review- en virtud del cual cada país será vigilado por sus homólogos para que cumpla, por ejemplo, los compromisos de intercambio de información. Por si la custodia entre naciones fallara, se ha creado un grupo (Peer Review Group) que se ocupará de vigilar al vigilante. También se acelerarán los acuerdos de intercambio de datos entre países, se tratará de incorporar a más miembros y se ayudará especialmente a los territorios más pequeños (que suelen ser los más opacos) para que se unan a este sistema. Al final, toda esta mayor agilidad evitará que enviar una solicitud rogatoria a Suiza sea como cursar un máster en paciencia. -

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Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.
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