Un curso político a cara de perro
Los partidos afrontan un año crucial en sus expectativas
Los políticos valencianos ya están en marcha. Y han entrado en el nuevo curso pisando fuerte, en medio de un clima de tensión. Mayor y más virulento que el registrado hace tres años cuando el entonces dirigente socialista Joan Ignasi Pla presentó una moción de censura a Francisco Camps. Las razones de este elevado nivel de crispación hay que buscarlas en el deterioro institucional y económico. Estos son algunos de los retos importantes de los principales partidos para este curso político que acaba de empezar.
Partido Popular. La formación hegemónica en la Comunidad Valenciana sigue pendiente del caso Gürtel. El escándalo mantuvo paralizado al Consell y a la dirección regional del partido desde principios de febrero hasta el pasado 3 de agosto. En esa fecha, el Tribunal Superior de Justicia valenciano decidió el archivo de un supuesto delito de cohecho impropio. Una decisión recurrida por la Fiscalía ante el Tribunal Supremo.
El PP ha decidido ahora pasar a la ofensiva en el plano institucional, judicial y político. Aunque la raíz del asunto -las estrechas relaciones de altos cargos de la Generalitat y el PP con miembros de una supuesta trama corrupta- sigue estando vigente y no se descarta ningún escenario político.El reto para los populares será resistirse a la tentación de pasar el rodillo a las minorías y recuperar un cierto clima institucional en cuestiones de interés general para los ciudadanos.
El otro gran asunto al que se enfrentan los populares es la crisis económica. El discurso anti-socialista focalizado en el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sigue vigente, pero la falta de recursos económicos y la parálisis del Consell amenazan con pasar factura también al PP. Los recursos adicionales del nuevo sistema de financiación autonómica parecen a todas luces insuficientes para articular planes eficientes contra la crisis y mantener la política de grandes eventos tan del gusto del presidente Camps. La demanda asistencial se ha disparado mientras que los ingresos han caído en picado, lo que puede generar nuevas tensiones. Una situación, además, que puede agravar el malestar existente en importantes sectores como el educativo.
El tercero de los asuntos peliagudos con los que tendrá que lidiar el PP es el de las tensiones internas. En Alicante, la minoría que lidera José Joaquín Ripoll está lejos de ser barrida por completo, mientras que en Castellón los pleitos de Carlos Fabra amenazan con desestabilizar el control del presidente Camps en el partido.
PSPV-PSOE. El secretario general de los socialistas valencianos, Jorge Alarte, se enfrenta en este curso político a varios retos de enorme dificultad. El primero de ellos es la resolución de la moción de censura planteada por sus correligionarios en Benidorm -con el apoyo de un tránsfuga del PP-. Alarte ya ha mostrado su rotunda oposición por dos motivos. Primero por las normas internas del PSOE, que ha firmado el pacto antitransfuguismo. Segundo, porque ello abriría una vía de agua en su discurso contra la corrupción, del que ha hecho el eje de su labor de oposición. La moción de censura de Benidorm, en caso de plantearse finalmente, evidenciaría las discrepancias entre Alarte y la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, que sigue el día a día del asunto benidormí. Una cuestión que revela, también, el hartazgo del PSOE respecto a la doble vara de medir del PP, que ha recuperado alcaldías importantes como Dénia y La Vila Joiosa con ayuda de tránsfugas a los que ha ofrecido toda la cobertura institucional necesaria.
El otro reto del socialista Alarte es la reorganización de su estructura en la ciudad de Valencia, una plaza donde necesitan recuperar terreno frente al PP si algún día quieren gobernar. Las 6 agrupaciones está previsto que se conviertan en 17 con Carmen Alborch de portavoz municipal y Salvador Broseta de nuevo secretario local. La tarea, sin embargo, no está exenta de tensiones internas que pueden lastrar los planes del PSPV en todo el País Valenciano. Por último, Alarte, que ha estado más preocupado de no cometer errores desde que llegó a la secretaría general del partido, es consciente de que ha de empezar a arriesgar con propuestas propias si quiere que se le visualice como alternativa a Camps. Le queda año y medio para armar un proyecto político y un liderazgo que le permita salvar la cara en los comicios autonómicos de 2011. Ya anunció en su día que si no mantenía los resultados electorales de 2007, se iría.
Esquerra Unida. Esta formación ha vuelto a la ortodoxia y pugna con el Bloc Nacionalista Valencià e Iniciativa por la existencia de un tercer espacio político diferenciado del de populares y socialistas. Las tres formaciones comparten un mismo reto, construir un espacio que impida su desaparición en las Cortes Valencianas.
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