¿Por qué no le vemos la gracia?
'Hazme reír' ahonda en el humor típico americano alejado del público europeo
"Mi nombre es Adam Sandler. No tengo un especial talento, ni soy guapo, aunque soy multimillonario". Así se presentó Sandler este año ante la asociación estadounidense de exhibidores de cine. Y dio en el clavo. Sólo se le olvidó una cosa: Sandler es muy gracioso en Estados Unidos, pero su humor no cruza fronteras. Otro ejemplo reciente es Will Ferrell, la última gran esperanza blanca del humor estadounidense con las sacas llenas de dinero por hacer reír a sus compatriotas... aunque incomprendido fuera con filmes como El mundo de los perdidos. "No me duele el orgullo", se desentiende Ferrell. Y añade, obvio, "está claro que las comedias de consumo nacional no suelen funcionar fuera". Judd Apatow, el rey de la comedia y director de Hazme reír -el último trabajo de Sandler que hoy se estrena en España-, lo tiene más claro. "Son diferencias culturales. Por ejemplo, Supersalidos hablaba de unos chavales queriendo comprar alcohol. Y eso no tiene ninguna gracia en Europa", explica de una de sus producciones, taquillazo en EE UU y recibida tibiamente fuera. "Pero Adam es cada vez más popular en todo el mundo".
Es cierto, el nombre de Sand-ler suena cada vez más, pero el mercado internacional sigue sin justificar los 17,4 millones de dólares que cobra este actor por largometraje. O que, según Forbes, sea el intérprete más caro del mercado sólo después de Harrison Ford y por delante de Cruise, Pitt o Hanks. "Cada uno tiene su propio estilo de comedia", arguye Sandler. Él se crió adorando el humor de Rodney Dangerfield, un don nadie fuera de su país.
Adam o Ferrell no son los primeros incomprendidos. Mientras que es legendaria la pasión que sienten los franceses por Jerry Lewis, otros genios estadounidenses del humor como los Three Stooges o Abbott y Costello sólo son reverenciados en su casa. Hay ejemplos más cercanos, como Bill Murray, cuya fama internacional no se acerca ni con mucho al estatus de Dios que disfruta en Estados Unidos. "Cuanto más física sea una comedia, mejor funcionará en todo el mundo", comenta Robin Williams, junto con Jim Carrey, ejemplos de humoristas internacionales. Sandler decidió ser actor tras ver El club de los chalados 10 veces, una película poco apreciada fuera de EE UU. "No sé si nací gracioso. Lo que estoy seguro es de que nací queriendo hacer gracia", se defiende.
Babelia
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