LA LIGA

Hoy comienza la Liga, albricias. Un torneo de veinte equipos que sólo pueden ganar dos. El coste de un jugador (Cristiano Ronaldo o Ibrahimovic) supera el presupuesto anual del Valladolid, Sporting, Xerez y Tenerife juntos. Pese a tal desigualdad, la Liga levanta pasiones.

Cada año más, las cadenas nos llenan los partidos de comentaristas. Si antaño Matías Prats o José Ángel de la Casa se bastaban solos, hoy de cuatro no bajan: tres en la grada y uno más en la banda para captar el olor del sobaquillo del entrenador. Mis comentaristas preferidos siguen siendo Carlos Martínez y Michael Robinson, de Cuatro. Combinan dosis justas de pasión y conocimiento, más la socarronería del británico. No es fácil el equilibrio, emborrachados de éxitos deportivos, del tenis al ciclismo, de la piragua a la moto, a menudo se cae en el papanatismo cuando no en la babosería. "No llores tú, que lloraré yo", le soltó a Rafael Nadal la periodista de TVE Rosa Romero tras ganar el oro en Pekín.

En el mismo nivel que la pareja de Cuatro sitúo a la pareja de La 2 José Manuel Díaz y Marcelino Elena que los sábados, a la hora del café, comentan el fútbol inglés. En el polo opuesto, La Sexta, que apostó por trasladar a Andrés Montes del mundo del baloncesto al fútbol. Y no funciona, quizás porque el tempus es muy distinto, o por su frivolidad (los forofos nos tomamos muy en serio esto del pelotón) o, porque, pese a los años, se le nota que no tiene ni idea de fútbol.

Entre los dos extremos se encuentran la discreta labor de Juan Carlos Rivero en TVE-1, el oficio de JJ Santos de Tele 5 o la de José Antonio Luque en Antena 3, figura de cera en una de las grandes pifias deportivas del último año. Su cadena tuvo el mal gusto de emitir anuncios en cuanto el árbitro señaló el final de la Champions, robándonos las lágrimas de los jugadores del Manchester y los abrazos de los barcelonistas.

Por pifias como ésa sigue habiendo telespectadores radioyentes. ¡Qué mérito, el de los profesionales de la radio!