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La furia de The Black Lips capitaliza el festival de rock de Alaquàs

Excepción hecha de las vacas sagradas del sector, no hay festival de rock que se precie que no haya visto disminuida su oferta. Y más en el terreno de los certámenes que basan su oferta en la salud del erario público. Ése es el caso del Festival de Rock de Alaquàs, que encara esta noche su 15ª edición con un cartel reducido, desde el año pasado, a un sólo día de conciertos gratuitos en el Parc de la Sequieta, el mismo enclave en el que se celebró en su primera década de existencia, antes de que alcanzase su cénit presupuestario con el consiguiente traslado al Camp de Futbol del Terç.

Pero que nadie se llame a engaño: sus reclamos pueden haberse visto mermados numéricamente, pero no siempre lo más caro es lo más jugoso. Una buena prueba de ello es que la cita de esta noche viene marcada por una banda no precisamente popular, pero sí lo suficientemente genuina, abrasiva y visceral como para erigirse en un cabeza de cartel de campanillas. Y más si tenemos en cuenta que no se han prodigado mucho por aquí, excepción hecha de su presencia en el FIB de 2008. Se trata de The Black Lips, banda de Atlanta que despacha en sus infecciosos directos un fiero cóctel de garage rock, rockabilly de los 50, melodías heredadas de la British Invasion de los 60 y punk rock. Presentarán los temas de su flamante sexto álbum, 200 million thousand.

Más conocidos para el público estatal son Cycle, la banda de electro rock capitaneada por la televisiva China Patino y David Kano, asiduos a cualquier sarao popular que se precie con su elemental propuesta de rompe y rasga.

Su presencia, indiscutiblemente apta para hacer bailar al respetable sin mayores complicaciones, se complementará con la de los catalanes The Pinker Tones, cuya ensalada electrónica de fácil digestión completa un cartel en el que también figura, por segundo año consecutivo, el radiofonista Jesús Ordovás, quien pondrá el fin de fiesta en su rol de disc jockey. Abrirán el fuego, a partir de las 20.30, el country blues de Mo'sex, la fusión rumbera de Zabaxe y el rock con toques de folk autóctono de Indefinits, todos ellos valencianos.

Con tales mimbres el FRA resiste el embate de las apreturas económicas, sin desmarcarse de su tradicional línea de coherencia y gratuidad, siempre lejos de la ramplonería que muestra la programación musical de las fiestas patronales de la mayoría de nuestros pueblos. Una buena forma de cuadrar el círculo.

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