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Días de diversión

"De fuego es la Ría"

Miles de personas despiden a Marijaia en la renovada ceremonia de final de la Aste Nagusia - "En Aste Nagusia las calles estallan", dijo el pregonero

Después de un paseo por la Ría en que fue escoltada por el pregonero, Joseba Solozábal, y la txupinera, Sonia Polo, envuelta en llamas se despidió ayer Mariaja de los miles de ciudadanos que quisieron decirle agur y poner punto final a los nueve días de la Aste Nagusia. En su descenso en catamarán por las aguas del Nervión, desde el Puente de la Merced y hasta el Ayuntamiento, las luces de las txosnas se fueron apagando al paso de la de la señora de las fiestas. Mientras, un cañón de luz seguía a toda la comitiva. Esta ceremonia de fuego y agua se estrenaba este año con vocación de convertirse en las próximas ediciones en un ritual más de la Aste Nagusia. De fondo, sonaba Agur, Marijaia!, la canción compuesta por Shanti Basauri y Julen Gabiria que tiene vocación de convertirse en otro nuevo himno festivo, casi al mismo nivel que el ya clássico Badator Marijaia de Kepa Junkera.

La ciudad recibe el título que acredita a la fiesta como patrimonio cultural

Ante la expectación de un público que en gran medida no sabía cómo iba a ser el acto, el pregonero despidió las fiestas con una breve intervención, mucho más poética y menos polémica que su pregón y en la que también hubo fusión de elementos primarios: "Durante Aste Nagusia las calles estallan. El fuego es Aste Nagusia y de fuego es la Ría", dijo. "Y contigo, entre las brasas, nos quemaremos siempre que quieras. Agur Mariajaia", agregó.

La txupinera, quien al igual que Solozábal seguía a Marijaia en una trainera llevada por remeros del Club de Remo Deusto, accionó entonces el mecanismo que envolvió a Marijaia en llamas. Convertida en una pira, fue desapareciendo aguas abajo. Eran poco menos de las 22.30.

Instantes después, y con la melancolía dibujada en los rostros de los miles de personas que abarrotaban las márgenes de la Ría, comenzaron los fuegos artificiales de la pirotécnica vizcaína Astondoa, el último acto de esta edición, la 31ª, de la Aste Nagusia, unas fiestas que ya son un tesoro del patrimonio cultural inmaterial de España.

Por la mañana, bajo los 34 grados que convertían en una heroicidad permanecer al sol en la Plaza Nueva, se celebró el tradicional concierto de txistularis, que este año homenajeaba al cantautor Mikel Laboa, fallecido el pasado diciembre. Al inicio del acto, Xavier Tudela, presidente del Buró Internacional de Capitales Culturales (Ibocc), entregó a la concejal de Turismo y Fiestas, Isabel Sánchez Robles, el diploma que acredita a la ciudad como poseedora de una fiesta digna de considerarse patrimonio cultural. La Aste Nagusia se alzó con este título de Ibocc -entidad que impulsa la elección de capitales culturales anuales en diversos países de Europa y América-, tras una encuesta popular a través de Internet en la que logró 14.000 apoyos. Sánchez Robles tuvo "muy claro", desde que supo que la designación sería por voto popular, que Bilbao ganaría. "Pensamos, desde el respeto, que lo lamentábamos por las Fallas, por los sanfermines y por el Carnaval de Cádiz..."

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La clave de la elección fue la movilización de los bilbaínos. "Si algo nos une es el Athletic, la amatxu de Begoña y nuestra Aste Nagusia", apostilló la edil.

Tudela apuntó que "Bilbao puede lograr cualquier desafío". El representante del Ibocc señaló luego a EL PAÍS que, antes de fomentar la rivalidad entre ciudades, lo que se buscaba con esta distinción, que tiene una vigencia de cinco años, es "poner en valor" el concepto de patrimonio inmaterial, "la auténtica alma de un pueblo, aunque no se pueda tocar".

Marijaia se despedía anoche de Bilbao mientras bajaba envuelta en llamas por la Ría.
Marijaia se despedía anoche de Bilbao mientras bajaba envuelta en llamas por la Ría.LUIS ALBERTO GARCÍA

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