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Reportaje:

Sospechoso a bordo

La Subdelegación del Gobierno aprueba con los taxistas de Sevilla un método de combate a los atracos que incluye la identificación aleatoria del usuarios

Ángeles Lucas

Ir en el asiento de atrás de un taxi te puede hacer ser sospechoso de amenaza, estafa o robo. La policía controla desde el pasado lunes por la noche en Sevilla a los usuarios de los taxis por las zonas más conflictivas de la ciudad. La medida fue aprobada ese mismo día por la mañana en la Subdelegación del Gobierno para "dar seguridad" al servicio de los taxistas.

La orden se ha aprobado ante las quejas del sector por inseguridad en su profesión y sus amenazas de dejar de realizar el servicio nocturno en verano. El subdelegado del Gobierno, Faustino Valdés, comentó que esta medida no se ha aprobado por una oleada de robos, sino por "intensificar" la seguridad en la ciudad. No obstante, Valdés puntualizó que el Cuerpo Nacional de Policía tan sólo había tenido constancia de "dos atracos" a taxistas en lo que va de año.

La policía tan sólo tiene constancia de dos atracos a taxistas en este año

Los dispositivos están mañana, tarde y noche por Torreblanca, Los Pajaritos, Polígono Sur y San Jerónimo, entre otras zonas. "Es una medida estupenda, da garantía y seguridad. Nos va a permitir que vayamos más a esas barriadas", comenta Fernando Morales, presidente de la Unión Sevillana del Taxi.

Morales sostiene que en la ciudad se atiende unos 40.000 usuarios a diario, y que "en el 90% de las ocasiones no pasa nada". "Los incidentes más comunes son con arma blanca y, normalmente, lo que sufrimos son amenazas para robar el dinero".

Aun así, la policía montará cinco dispositivos a diario para controlar a los usuarios en Sevilla. Y los agentes municipales prestarán el apoyo que sea necesario para el cometido.

La Brigada de Seguridad Ciudadana hará los controles de forma aleatoria. Un inspector de Sevilla que coordina uno de esos dispositivos describe que en caso de ver a alguien "sospechoso" dentro de un taxi, se pide al conductor que detenga el vehículo. "Más que buscar un perfil determinado, valoramos la hora y la zona del servicio", asegura.

El inspector añade que esta medida se ha reforzado ahora, pero que los policías siempre han estado pendientes de los usuarios de taxis. "En ocasiones, si hemos visto a algún usuario sospechoso, hemos escoltado el vehículo hasta el final de la carrera. Ahora haremos lo mismo".

"Los taxistas también les podemos hacer algunas señas a la policía para que ellos nos vean y respondan para defendernos", cuenta Fernando Morales, que como el resto de los casi 2.000 taxistas que hay en Sevilla, podrá recibir un curso de formación de la Brigada Antiatracos.

"Desarrollaremos una labor disuasoria, pero si vemos que el sospechoso, por su actitud o su forma de responder, puede ocasionar problemas, le pedimos la identificación, y si procede, le hacemos incluso un cacheo superficial", comenta el inspector.

Sobre los límites que debe tener la actuación policial, Borja Mapelli, catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Sevilla, afirma que ninguna persona se puede negar a identificarse ante la policía y que el cuerpo de seguridad puede pedir la identificación incluso sin sospechas. No obstante, matiza que el cacheo entra en la intimidad de la persona. "Es una declaración corporal, tanto como tomar testimonio, la única salvedad es la de los guardas de seguridad en los detectores de metales de aeropuertos y edificios oficiales".

Las asociaciones de usuarios no se han quejado por este recorte de libertad. Aun así, para evitar otras quejas, los taxistas aseguran que el tiempo que esté detenido el taxi durante la identificación, el taxímetro no correrá. "El usuario no pagará ni un céntimo de más", sostiene Morales.

Información elaborada por P. Ferri, M.J. López y L. Jiménez.

"La policía sólo actúa ante quejas"

"Aquí hacen controles cuando nos quejamos". Es Miguel Ángel Chamero, responsable de Taxi-Unión de Málaga. Se lamenta del pasotismo de la Policía Local, que sólo aparece cuando el gremio se mueve. "La policía nacional sí hace controles rutinarios, pero no sólo a los taxis, a todas las personas. Te paran y le preguntan al cliente que cómo se llama, que si vive en la barriada... Alguna vez se han llevado a alguno detenido. El año pasado, en la feria, recogí a tres personas de color, nos pararon en un control, y se los llevaron pues no tenían permiso de residencia".

La policía malagueña asegura, sin embargo, que realiza controles específicos a los ocupantes de los taxis "desde hace varios meses". Chamero niega este aspecto y asegura que sólo actúan cuando hay quejas. "Ahora cuando acaba el verano, cómo ya no hay turistas por la calle, los ladrones vienen a los taxis".

En Almería, la policía controla a los usuarios desde hace tres años. "Hubo varios robos seguidos y nos reunimos con la Subdelegación para nos que vigilaran en las zonas más conflictivas", cuenta el presidente de Radio Taxi de Almería.

En Huelva, por el contrario, no se realiza ningún control, Cristobal Boza, de 57 años, ha pasado los últimos 20 en su taxi recorriendo las calles de Huelva. Celebra que a él no le ha pasado nada pero en su trayectoria ha escuchado "unos cinco o seis apuñalamientos y muchos robos". El barrio más conflictivo es, según el taxista, el de Marismas del Odiel. "Allí no quiere ir nadie", asegura. En este lugar le dispararon a un taxista con una escopeta de perdigones hace unos meses y la semana pasada "rompieron las ventanas de un taxi con escobas y palos". Le parece una "idea estupenda" el control que se hará en Sevilla.

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Sobre la firma

Ángeles Lucas
Es editora de Sociedad. Antes en Portada, Internacional, Planeta Futuro y Andalucía. Ha escrito reportajes sobre medio ambiente y derechos humanos desde más de 10 países y colaboró tres años con BBC Mundo. Realizó la exposición fotográfica ‘La tierra es un solo país’. Másteres de EL PAÍS, y de Antropología de la Universidad de Sevilla.

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