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Un anciano muere atropellado por el Trambaix en L'Hospitalet

Los vecinos habían reclamado la mejora de la señalización en la zona

Camilo S. Baquero

Cierta imprudencia y una deficiente señalización, según los vecinos, acabaron ayer por la mañana con la vida de Vicente Gash B., de 89 años. La víctima, del barrio de Pubilla Casas, en L'Hospitalet de Llobregat, fue arrollada por un tranvía mientras cruzaba un paso de cebra, con el semáforo que acababa de cambiar a rojo. Los vecinos de la zona aseguran que la tragedia estaba anunciada de antemano, pues ya habían solicitado al Ayuntamiento la mejora de la señalización visual del cruce.

La tragedia sucedió cuando Vicente Gash trataba de traspasar la carretera de Collblanc, en dirección Tibidabo, entre las paradas Can Rigal y Can Oliveres del Trambaix. Según varios testigos, en ese momento la luz titilante anunciaba el cambio de verde a rojo. "Oí los pitazos del tranvía [que iba en sentido Besòs], después oí un porrazo y cuando me asomé vi al viejo en suelo", cuenta Jessica del Olmo, dependienta de la panadería Maravil, mientras muestra en la pantalla de su móvil la llamada que hizo al número 088 -de los Mossos d'Esquadra-, concretamente a las 10.13 horas.

La víctima cruzó un paso de peatones cuando el semáforo cambiaba a rojo
Tres mayores han muerto arrollados por el tranvía en cinco años

Según la empresa Tramvia Metropolità, el conductor del convoy, que prestaba servicio en la línea T-1, frenó de emergencia ante la inminencia de la colisión después de activar las alarmas sonoras del convoy.

El hombre falleció tras el impacto, que lo despidió unos tres metros adelante del tranvía. "Después del golpe le atendieron una mujer que iba en el tranvía, que era médica o enfermera, y el conductor del tranvía, pero ya no había nada que hacer", relata Ricarda Pasan, otra testigo. El servicio de las tres líneas del Trambaix -que pasan por L'Hospitalet de Llobregat- estuvo suspendido aproximadamente unos 50 minutos.

La tragedia arrebató la vida ayer a uno de los vecinos al barrio de Collblanc, pero también hizo realidad uno de los mayores temores de los 420 miembros del club de petanca Pubilla Casas, ubicado pasando el cruce con la calle de Severo Ochoa. "Hemos pedido reiteradamente al Ayuntamiento que ponga señales sonoras, pues los miembros del club somos todos mayores y necesitamos más protección", explica Pasan, de 65 años. Lo cierto es que para alguien con limitaciones de visión es difícil observar con nitidez la luz del semáforo, ubicada al otro lado de cuatro carriles para vehículos y un par de vías de tren.

"También hay que reconocer que a veces somos muy imprudentes", confiesa Mari Carmen Domínguez, otra de las vecinas del barrio, mientras fija su mirada en un hombre que atraviesa los rieles del tranvía por una zona prohibida y, además, cargando un televisor.

Vicente Gash es el tercer peatón que fallece arrollado por el tranvía en Barcelona, desde que empezó a funcionar en 2004. Con los otros dos comparte algo más que el destino trágico: todos eran ancianos. Victorino S. G., de 83 años, fue la primera víctima. En septiembre de 2004 se saltó un semáforo en rojo en el cruce de La Meridiana y la calle de Buenaventura Muñoz. La segunda, María D. C., de 87 años, atravesó por una zona sin paso de peatones en la Diagonal con la calle de Fluvià.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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