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Reportaje:Días de diversión

"¿Y no reparten caramelos?"

El 'Desfile de la Ballena' congrega a varios miles de personas en la Gran Vía

El Desfile de la Ballena contradice a las leyes de la naturaleza. La Ballena vuela, forma familia con el Pulpo, que arroja confeti por sus tentáculos, y sus hijos son el Besugo y el Txangurro, pero la cabalgata se ha hecho un hueco de relieve en la programación del primer domingo de Aste Nagusia. Como ocurre desde hace ocho años, a las siete de la tarde una gigantesca ballena hinchable inició su marcha por la Gran Vía precedida por el estruendo de un grupo de percusionistas. Varios miles de personas, familias al completo, ocuparon las aceras para contemplar la fantasía de una cabalgata de cerca de una hora de duración, con hinchables, música, zancudos, muñecos articulados y personajes alegóricos.

La marcha estaba acompañada por el estruendo de los percusionistas
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La Ballena, de doce metros de largo, abría el desfile a varios metros de altura, esquivando las ramas de los árboles que dificultaban su marcha, y lanzando chorros de agua. Encaramada a un cajero automático, una niña reclamaba la atención de su familia. "¿No reparten caramelos?", preguntaba al ver pasar varias chicas bailando sobre zancos al ritmo de los tambores de la Banda del Surdo, un grupo de Girona que recoge en sus montajes la tradición los correfocs, espectáculos pirotécnicos típicos de Cataluña. No había caramelos, pero sí metros de cintas de colores que arrojaban los miembros del grupo francés Les Vernisseurs.

Después de la Ballena, se presentaron el Pulpo y el Besugo, personajes ya conocidos de anteriores ediciones. La novedad era ayer el Txangurro, un hinchable de ocho metros de envergadura. El Txangurro pop, colorista y juguetón, pulverizaba agua sobre el público al que rozaba con sus largas patas.

Dos grupos de pasacalles, los portugueses de la Orquesta Tocá Rufar, con el bombo como protagonista, y los catalanes de Xarop de Canya, añadieron su sonido al desfile. Entre tanto ritmo y percusión, casi pasaban desapercibidos los cánticos del Orfeón San Antón, que sobre un escenario móvil entonaban el ¡Ay Bilbao como has cambiao!

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Después de los personajes fijos, aparecieron los invitados. A un robot construido con cubos de basura y una marioneta con forma de pájaro que parecían salidos de una película antigua de ciencia ficción, se sumaron los hinchables que sólo eran reconocibles por los adultos: representaban el cohete de Tintín y el submarino amarillo de los Beatles. Las alegorías de las cuatro estaciones, para todos los publicos, cerraron el desfile.

La calle quedó llena de cintas de colores y confeti. Una brigada de limpieza esperaba en la plaza Circular que acabe la fiesta para comenzar a barrer.

El Txangurro se incorporaba ayer al <b><i>Desfile de la Ballena</b></i> en la plaza Circular.
El Txangurro se incorporaba ayer al Desfile de la Ballena en la plaza Circular.LUIS ALBERTO GARCÍA

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