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Reportaje:24 HORAS EN... MARRAQUECH

Marruecos de alta costura

Descubrir el sugerente jardín de Yves Saint Laurent, perderse entre los aromas del zoco, relajarse en un 'hammam' o palpar la intensidad de la noche en Jemaa el Fna. Marraquech, a pie de calle

Marraquech te atrapa por sus sensaciones. No es una ciudad de majestuosos monumentos, su encanto está en la calle: en las tiendas del zoco, el té de hierbabuena, un zumo de naranja en una plaza, en los restaurantes o en los hammam. De la ciudad de las mil y una noches, Fernando Pessoa escribió que "de primera te extraña y después te entraña". A las faldas de las montañas del Atlas, Marraquech fue una próspera ciudad gracias al comercio transahariano. Josep Piera describe Marraquech como "medieval, es el jardín y el desierto". La urbe más africana de Marruecos sorprende por su vitalidad y efervescencia.

08.00 Un sueño de nenúfares

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La visita debe empezar temprano, porque el calor aprieta y a mediodía hay que buscar refugio. Los Jardines Majorelle (1) (Avenue Yacoub El Mansour. 0021 25 24 31 30 47; www.jardinmajorelle.com. De 8.00 a 18.00. Entrada 3 euros), creados en 1924, son un lugar ideal. El pintor francés Jacques Majorelle, amigo personal del diseñador Yves Saint Laurent, construyó este jardín botánico que, aunque es pequeño, cuida hasta el último detalle. Destacan los nenúfares de los estanques y el bosque de bambú, como también los tonos azules del edificio. Desde 1947 los jardines, que albergan un Museo de Arte Islámico (entrada, 1,5 euros), se abrieron al público, y a partir de 1980 fueron propiedad del príncipe de la moda, Yves Saint Laurent, del que, tras su muerte el año pasado, hay un monumento in memóriam.

10.00 Sugerente perspectiva

De los jardines podemos volver a la medina en taxi, ya que resultan económicos siempre que lleven taxímetro, de lo contrario hay que negociar previamente el precio. El taxi no podrá llegar a la misma puerta de la Madraza Ben Youssef (2) (Place Ben Youssef), pero podrá acercarnos hasta la calle Riad Laarous. Aunque en Marraquech el nombre de las calles no es de mucha utilidad, la mayoría de nativos lo desconocen. Este edificio fue una de las escuelas coránicas más importante de Marruecos donde llegaron a estudiar 900 jóvenes. Su construcción finalizó en 1565. Tiene 130 celdas, algunas de ellas con ventanas al patio interior que permiten comprobar el dominio de la geografía y de la perspectiva que alcanzaron los musulmanes.

11.30 La esencia del cuscús

La Madraza Ben Youssef está en el inicio del laberinto de callejuelas del zoco en las que se respiran mil aromas y se oyen decenas de sonidos diferentes. Es un hervidero continuo de gente cuyo denominador común es la pasión por el regateo para obtener lo que uno quiere al mejor precio. Montañas aromáticas y de coloridas especias como el ras el hanout (condimento para el cuscús) aparecen en cada esquina, la Société Kamarus (3) (118, frente a la Fontaine Mouassine; 0021 25 24 42 74 71) es una de las farmacias naturales donde venden jabones, cremas, hierbas y especias. La imagen de la librería Fnaque Berbere (4) (cerca de la Rue Mouassine), fundada en 1941, se ha hecho muy popular ya que algunos opinan que es el germen de la cadena francesa. En ella se pueden encontrar libros sobre el país. Dentro del caos, en el zoco impera un cierto orden: los puestos de aceitunas juntos, como los de pasteles o los de frutos secos. Incluso hay calles donde están juntos los gremios de ferreteros, tintoreros, cesteros o alfombreros.

13.00 El refresco: un té con menta

El sol aprieta y lo mejor es refugiarse en un restaurante para comer. Si uno busca una cerveza fresquita se equivocó de ciudad, en Marraquech sólo los hoteles turísticos o algunos restaurantes tienen cerveza, en el resto sólo hay refrescos, té con menta y agua, nada de alcohol. Para comer tenemos dos opciones, una es ir al restaurante Chez Chegrouni- E (Plaza Jemaa el Fna), bastante popular y económico (alrededor de 6 euros por persona), o coger un taxi para ir fuera de la medina. En ese caso, es recomendable el restaurante Al-Fassia - F (55, Boulevard Zerktouni; 0021 25 24 43 40 60) que ofrece un amplio menú de platos típicos (tajines, cuscús o brochetas) a un precio más parecido al europeo (entre 25-30 euros).

16.00 Masaje con jabón negro

Tras la comida el plan es relajarse en un mar de sensaciones refrescantes. La cita puede ser en cualquiera de los numerosos hammam en los que se ofrecen masajes y baños. Si estamos en la medina, podemos ir al Hammam Ziani (7) (14, Rue Riad Zitoune Jdid; 0021 26 62 71 55 71) en el que por unos 30 euros te dan tres masajes (exfoliante con jabón negro, relajante con aceite de algas y nutritivo con arcilla caliente). Si estamos fuera de la medina, podemos ir al moderno Hammam Hilton (230, Route de Targa). Los más lujosos y turísticos, en los que hay que reservar cita, son Les bains de Marrakech (8) (2, Derb Sedra, Bab Agnaou, Kasbah; www.lesbainsdemarrakech.com)

19.00 La mezquita de los libreros

Con las últimas luces del día, es el momento de acercarse a la plaza de la Mezquita Koutoubia (9), la más importante de Marraquech, que se empezó a construir en 1141 y cuyas obras finalizaron en 1158, de orden del califa almohade Abd al Mu-min. La mezquita, a la que si no eres musulmán no puedes acceder, destaca por su minarete, 69 metros, que recuerda a la Giralda de Sevilla, e impresiona por su color de piedra arenisca. Su nombre significa mezquita de los libreros, ya que en sus aledaños se instalaban puestos de venta de libros. Está cerca de la Plaza Jemaa el Fna - J, auténtico corazón de la ciudad, declarada por la Unesco en 2001 patrimonio mundial y donde se puede disfrutar de un zumo de naranja natural por 3 dirhams (treinta céntimos de euro). Plaza de día, mercado de noche. Cada tarde, como si fueran hormigas, un ejército de personas arrastra carros y empieza a montar los puestos de comida y de venta ambulante en la explanada. Cuando cae el sol, empieza el espectáculo: cuentacuentos, sanadores, acróbatas, encantadores de serpientes, sacamuelas y músicos se reúnen en este circo improvisado en el que el espectador siempre descubre algo nuevo, desde dentaduras postizas hasta una foto con un mono en la cabeza. El olor a fritanga, las especias y los aromas de sándalo se mezcla con la música y la nube de humo y polvo del desierto.

21.00 Piscina y ritmos electrónicos

Para cenar nada mejor que cualquiera de los restaurantes de la misma plaza Jemaa el Fna. Un poco más al sur, frente al palacio real (Palais El Badi), está el restaurante El Badia (11). Desde su terraza, con vistas a las murallas del palacio, se disfruta del bullicio y de los nidos de cigüeñas que coronan las murallas. Un poco más tarde lo mejor es regresar al riad (palacetes rehabilitados como hotel) para descansar y tomar una copa tranquila en sus frescos patios interiores. El Riad Aya (12) (Derb Toudgha, 41; 00212 524 38 71 23; www.riadaya.com), muy conocido entre los habitantes, ofrece habitaciones de lujo con amplios baños y una pequeña piscina en la terraza. Otros riads cercanos al zoco son el Jnane Mogador - M (116, Riad Zitoun Kedim, www.jnanemogador.com) y otro más económico, con habitaciones hasta para cuatro personas, el Riad Moulay Said Si Hammou (14) (60, Riad Zitoun Kedim, www.riad-mysaid.com). Si todavía queda energía y ganas se puede ir a bailar a Pachá (15) (Boulevard Mohamed VI; www.pachamarrakech.com), en la zona residencial L'Aguedal, con tres ambientes diferentes: música electrónica, sala chill out y piscina con bar.

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