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Entrevista:GEMMA GARCÍA GODALL | Directora general de Gescobro | VIENE DE PRIMERA PÁGINA... CRECE LA MOROSIDAD

"Un banco no perdona una deuda"

Crisis, impagos, morosos. Con la recesión, la familia García Godall no da abasto. "En una sociedad como la española, que vive a crédito, es lógico que alguien se dedique a esto", comenta Gemma García Godall, directora de orquesta del negocio familiar. El tinglado consiste en intentar que quienes deben dinero acaben pagando sus deudas. Y todos los miembros del clan García Godall participan de una u otra manera en esta misión.

En el recobro de deudas se inició por su cuenta, hace casi 30 años, el patriarca de la familia, Carlos García Pons, cuando decidió dejar de llevar las facturas de Flamagás, en la órbita del grupo Puig, para hacer sus pinitos por su lado. A él se sumó la madre, María Dolores Godall, propietaria del 50% del negocio. Al barco subió, con el tiempo, uno de los hermanos, en los servicios de administración. Y también un segundo hermano, como supervisor del equipo de gestores de recobro. Otra hermana ejerce de asistente y secretaria del presidente y la directora general. Y luego está Gemma, que dirige el cotarro, llamado Gescobro y que es una de las principales empresas que en España se ocupan de perseguir a los morosos.

"El recobro se ha disparado, crece un 60%, pero no nos hacemos de oro"

"El recobro se ha disparado en un 60%", dice García, cuya familia ha recuperado el 100% del capital tras recomprar el 20% que estaban en manos de la firma británica Cabot Financial. Sin embargo, rechaza con un gesto airado: "No nos estamos haciendo de oro con la crisis, de eso nada". Este año, Gescobro estima que aumentará el volumen de recobro de 80 a 100 millones de euros. El paro y el deterioro de la economía provocan que crezca el nivel de morosidad de bancos y cajas, además de largos retrasos en los pagos de las empresas a sus proveedores. Eso incrementa la tarta total de la actividad de empresas como la suya, a las que entidades financieras y otras empresas, muchas de servicios y constructoras, contratan para que se ocupen de recuperar el dinero. "Hay más impagos, pero el contexto hace más difícil llegar a recobrar. Cuesta mucho más lograr el mismo resultado aunque la actividad sea mayor, porque muchas personas han perdido el empleo y no están en condiciones de pagar", añade.

La clave es distinguir al ciudadano que pasa una situación económica apurada del puro jeta. "El moroso profesional existe y la formación que reciben los gestores intenta que aprendan a reconocerlo enseguida", explica. Asegura que es fácil detectarlos: "Están preparados para tu llamada. Hablan mucho. Se percibe en su voz que están esperándote y que tienen experiencia en manejarse en este tipo de situaciones".

El primer paso, y a menudo el más difícil, es localizar al deudor sin por ello violar la ley de protección de datos. El segundo, conseguir que el sujeto reconozca que tiene una deuda pendiente. A partir de aquí, todo es negociar. "Alzar la voz sirve de poco. Nosotros decimos: 'Discusión ganada, cobro perdido'. ¿De qué sirve ganar la disputa si el deudor no paga?".

Por eso es fundamental no implicarse emocionalmente ni enredarse en los problemas del deudor. El trabajador que no tenga cierta frialdad no aguantará las lágrimas que a menudo caen al otro lado del teléfono. "Sí, ha habido algunos gestores que en algunos casos han tirado la toalla y han desistido", dice García Godall. No es fácil encontrar empleados, incluso con la crisis. "Es injusto, pero tenemos mala imagen, la gente nos confunde con otro tipo de empresas que amenazan y sacan los colores al deudor", comenta, en alusión a iniciativas como El Cobrador del Frac. Es citarlas y mentar la bicha.

Las deudas pueden ser jóvenes o viejas. Tan jóvenes como de unos pocos meses, y la estadística dice en estos casos que 99 de cada 100 se recuperan, o tan viejas como de algunas décadas, y la experiencia arroja que recobrar una de cada 100 ya es un éxito. Los García han llegado a recuperar impagos de 30 años atrás. No hay apenas hipotecas. "La casa es lo último que se deja de pagar, frente a los créditos de consumo o los descubiertos de las tarjetas de crédito". Sobre todo, trabaja para la banca. Y concluye: "Las entidades sí están abiertas a renegociar condiciones y a alargar plazos de pago. Son flexibles. Pero perdonar... un banco no perdona nunca una deuda".

García Godall: "Alzar la voz sirve de poco. Nosotros decimos: 'Discusión ganada, cobro perdido".
García Godall: "Alzar la voz sirve de poco. Nosotros decimos: 'Discusión ganada, cobro perdido".CARMEN SECANELLA

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