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cocina para impostores

Guiso marinero de psicólogo

Nos adentramos hoy en el proceloso mundo de la cocina tradicional. De la cocina “fondo de armario”, por así decirlo. Ésa que tenemos que tener siempre a mano como fija en nuestro repertorio culinario. Y yo comprendo que es duro. Que enfrentarse a estos guisos tan de toda la vida, y hacerlos y que queden ricos, es como darle un culetazo moral a tu madre y defenestrarla por el ventanuco de la cocina con su delantalcito y todo. Y eso te deja mal cuerpo, como un regusto culposo tirando a molesto. Pero es hora de ir superando ciertos traumas infantiles. Que ya vamos teniendo una edad. Los americanos para estas cosas son más despegados. Del tipo de hijo que dice “mamá, ducharte no va a servir para nada. Hueles porque llevas dos semanas muerta” (esta escena salía en el “montaje del director” de Psicosis, creo, aunque igual no). Eso un hijo español sería incapaz. Aquí a una madre muerta, aunque huela regular, se le hace como poco una película de Almodóvar. Eso es lo español y lo decente. Tan español y decente como este guiso tradicional y marinero que os he preparado hoy sin culpabilidades absurdas, porque ya soy un adulto responsable, porque llevo firmemente y en solitario las riendas de mi vida y porque mamá se ha ido al bingo. Y vuelve tarde.

Ingredientes

  • Un paquete de chipirones encebollados Abrir y listo de Isabel
  • Cuatro o cinco patatas
  • Una lata de cebolla frita (o una cebolla natural picada, si se prefiere)
  • Un brik de caldo de pescado
  • Cuatro dientes de ajo
  • Aceite de oliva
  • Sal
  • Una hoja de laurel
  • Pimentón

Instrucciones

1.

Ponemos los cuatro dientes de ajo enteros, aplastados un poco con el puño, en una cacerola con un chorreón de aceite, cuando esté caliente. Los dejamos dorar un poco y añadimos el contenido de la lata de cebolla. 

2.

Añadimos las patatas peladas y troceadas (cascándolas un poco al romper, que luego queda más hilado el guiso), removemos bien, le añadimos un poco de sal, la hoja de laurel y dejamos que nos cojan colorcillo. 

3.

Es el momento de ponerle un poco de pimentón (en mi caso, picante que le da un toquecillo exquisito, pero puede ser del normal tranquilamente) y agregar el caldo (no demasiado, para que luego quede espesote que está más rico). 

4.

Cuando estén cocidas las patatas (unos quince minutos o cuando veáis que están blanditas) añadimos el contenido del paquete de chipirones, removemos bien y dejamos hacer a fuego flojito durante un par de minutos. Mamá estaría orgullosa. Picajosilla, pero orgullosa.

http://cocinaparaimpostores.blogspot.com

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