_
_
_
_
Cosa de dos
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Gratis

Vuelve a hablarse del precio de la información en Internet. El magnate Rupert Murdoch ha anunciado que sus cabeceras digitales dejarán pronto de ser gratuitas, y los dueños de otros medios se plantean de nuevo la posibilidad de cobrar por sus contenidos digitales. Es normal. Los primeros intentos de poner peaje (como el efectuado por ELPAÍS.com) fracasaron con más o menos estrépito, pero las circunstancias eran distintas. Por aquel entonces, antes de la crisis, regalar información comportaba ventajas: aumentaban los lectores y eso atraía publicidad, aunque fuera poca y barata. Quienes impusieron el pago perdieron terreno. Ahora, asfixiados todos y con las tarifas publicitarias por los suelos, se impone pelear por cada céntimo. Incluso los digitales que siempre han sido gratuitos sueñan ahora con una taquilla que gotee moneditas.

¿Es viable? Sí, si lo hacen todos los grandes medios. Quedarán digitales gratuitos, por supuesto, como seguirán siendo gratuitos los informativos de radio y televisión. Quedará el derecho de cita, por el que los gratuitos podrán copiar y refritar la información de otros y satisfacer a su clientela. Quedará una gran nube informativa libre de pago. Eso no es novedad, ni debería suponer un problema.

La prensa que llamamos "de calidad" (la denominación resulta cada vez menos comprensible) ha sido siempre minoritaria. Las ventas masivas, en España, comenzaron hace un par de décadas con las promociones sistemáticas: los quioscos se convirtieron en bazares, con cada diario venían una olla exprés, un libro sobre la sexualidad de los maoríes y un DVD de cine americano. Y las tiradas se hicieron gigantescas. La publicidad compensaba los costes. Los dueños se hicieron riquísimos y perdieron la memoria: pensaron que las cosas seguirían así de forma indefinida.

Yo creo que hay gente dispuesta a pagar por la buena información, sea en papel o en bites. El problema no es la gente, sino la información. Mientras la prensa "de calidad" ofrezca básicamente lo mismo que la gratuita, sea menos rápida y variada que los Twitter y sólo intente distinguirse por la opinión, más vale no intentarlo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_