De la terminología

Bonito nombre y muy explícito. El mundo de la cocina está lleno de términos que permiten que entre los cocineros nos entendamos perfectamente. De esa terminología surgen las bases de la cocina, como en cualquier oficio. Con términos como Cromesqui, quenelle, blanquear, Rossini, Termidor... entre cientos de ellos, nace un nuevo lenguaje. Un lenguaje en el que ahora se abren nuevos horizontes, nuevas técnicas, nuevos mensajes. Por ello, si a algún foráneo le explicamos que hoy vamos a comer un arroz empedrao, le sonara a chino (en este caso a valenciano). Sin embargo, si le dijésemos que es un arroz seco, hecho al horno, normalmente con alubias, que normalmente se moja (otro término) con el caldo sobrante del cocido del día anterior, lo tendría claro. Eso nos llevó a los cocineros a ser más explícitos con los nombres. Algunos lo malinterpretaron creando textos en las cartas infinitos (casi libros) y hoy se entremezcla de todo. En mi restaurante tengo platos que se llaman "el bosque animado" o "la gallina de los huevos de oro"... en fin, la sugestión al poder.