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Reportaje:

Josep Bros y Leo Nucci mantienen la llama lírica en Peralada

El tenor catalán y el barítono italiano se entregaron sobre el escenario

Seamos optimistas. Teniendo en cuenta que la ópera no vive su mejor momento en el Festival de Peralada (Alt Empordà) -lejos quedan ya los años dorados, cuajados de divos y costosas producciones, en los que la ópera era su principal seña de identidad-, el concierto que anteanoche protagonizaron el tenor catalán Josep Bros y el barítono italiano Leo Nucci compensó un discreto resultado en taquilla con la entrega en el escenario de dos artistas del canto que no escatimaron esfuerzos para mantener encendida la llama lírica en el festival ampurdanés.

Acudió poco público anteanoche a Peralada y el aforo quedó medio vacío o (seamos optimistas) medio lleno. Ciertamente, la amenaza de lluvia jugó en contra; pero aun así, no es fácil explicar la floja respuesta del público. Quizá la fórmula de los conciertos líricos está ya muy gastada y sólo funciona cuando se contrata al divo de moda. A saber. Lo cierto es que este tipo de propuestas cada vez seducen a menos público y, lejos de crear afición, dispersan a la ya existente.

El tenor se lanzó con agallas a cantar Verdi en la tanda de propinas

Seamos también optimistas en el resultado artístico. El barítono Leo Nucci es un artista veterano, con más de tres décadas de carrera a sus espaldas, que sabe jugar sus cartas para conquistar al público. Domina todos los trucos del oficio y posee tantas tablas que, con sólo verle pisar el escenario, sabes que, por muy negras que se pongan las cosas, salvará cualquier situación.

En el auditorio de los jardines del castillo de Peralada cantó arias de Bellini (I puritani) y Donizetti (La favorita) en la primera parte del concierto, y lo hizo con gallardía, buscando más el relieve, la fuerza dramática y la potencia vocal que el refinamiento estilístico. Triunfó el oficio, pero también la valentía de un artista que sabe rematar las arias con sólidos agudos y una bravura que enciende el calor del público.

A su lado, el tenor catalán Josep Bros se mantuvo dentro de su repertorio habitual, es decir, estuvo impecable en Donizetti (Linda di Chamounix) y Gounod (Roméo et Juliette), con excelente línea, fraseo elegantemente esculpido y brillantes agudos. Ambos unieron sus voces por primera vez en el divertido dúo de Belcore y Nemorino de L'elisir d'amore: Nucci mostró su vis cómica y un instinto teatral de primera, y Bros le siguió el juego admirablemente.

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Sabíamos que Josep Bros es un artista generoso, y en la segunda parte del concierto lo demostró afrontando arias y dúos que reclaman más peso dramático, quizá para facilitar el encuentro con Leo Nucci, quizá por darse el gustazo de cantar más Verdi (Luisa Miller, Don Carlo y, ya en la tanda de las propinas, La forza del destino). Las pasó canutas en algunos momentos, dejando al descubierto los límites naturales de su voz, pero se lanzó a ellas con agallas junto a un Nucci que en estas lides se mueve como pez en el agua.

Les ayudó en la faena el director Roberto Rizzi Brignoli, lidiando en lo posible a una decepcionante Orquestra Nacional Clàssica d'Andorra (ONCA) que sumó a su escasa experiencia operística una más que evidente falta de ensayos.

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