Autocar del amor
Dentro de ese emergente lobby femenino que está transformando el paisaje de la comedia americana, la actriz Nia Vardalos no está tan empeñada en pulverizar viejos arquetipos como en redimirlos, mediante la estrategia de enfrentar modelos más o menos conservadores -la comedia romántica de toda la vida- con el contrapunto de autoficción que suele hacer del monologuista el principal objeto de su propia ironía. Su gran golpe de suerte vino cuando Rita Wilson, esposa de Tom Hanks, descubrió su espectáculo unipersonal My big fat greek wedding y decidió convertirlo en la película Mi gran boda griega (2002), cuyo éxito superó las mejores previsiones de una producción que nació modesta. Pese a sus inevitables servidumbres genéricas, la película proporcionaba el espectáculo, casi siempre gratificante, de ver a un nuevo talento de la comedia en perfecto dominio de su propio material, escrito como un traje a medida.
MI VIDA EN RUINAS
Dirección: Donald Petrie. Intérpretes: Nia Vardalos, Richard Dreyfuss, Alexis Georgulis, María Botto, María Adánez, Ian Ogilvy.
Género: comedia. EE UU, 2009.
Duración: 95 minutos.
Tom Hanks y señora -de nuevo, productores- han concebido Mi vida en ruinas como la coda low cost de Mi gran boda griega bajo el recuerdo de su reciente campanada con Mamma mia! (2008): en esta crónica de un viaje organizado donde lo sentimental le gana el pulso a lo cultural, la Vardalos no firma el guión y se nota, pero la contagiosa complicidad del elenco convierte el resultado en razonable alternativa de ocio cuando la película acceda (y no es una maldad) al circuito de exhibición en autocares.
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