Corazón Aquino, ex presidenta de Filipinas
Llevó la democracia al país tras la dictadura de la familia Marcos
Los seis años durante los que Corazón Aquino, fallecida en la madrugada de hoy sábado, a los 76 años, víctima de un cáncer de colon que se le diagnosticó en marzo pasado, fueron de todo menos tranquilos. La viuda de Benigno Ninoy Aquino, el senador asesinado el 21 de agosto de 1983 en el aeropuerto internacional de Manila, nada más bajar del avión que le devolvía al país tras un exilio de tres años en EE UU, encabezó tres años después la Revolución del Pueblo que acabó con la dictadura de 17 años de Ferdinand e Imelda Marcos.
El propio Marcos convocó, para sorpresa de propios y extraños, unas elecciones en las que se enfrentó con Cory Aquino. Ambos se consideraron vencedores y juraron sus cargos el 25 de febrero de 1986, pero esa misma noche, Marcos, su esposa y parte de su abundante séquito salieron del país rumbo a Honolulú, en Hawai. No volvió vivo, porque falleció el 17 de septiembre de 1989. Sus restos se mantuvieron congelados y volvieron a Manila en 1993, recibidos sólo por 15.000 leales al dictador, y por Imelda. Mientras tanto, Aquino se ocupó de gobernar el país durante aquellos turbulentos años.
Cory, como se la conocía popularmente, nació el 25 de enero de 1933 en Manila, hija de una influyente familia. Estudió en Nueva York humanidades, matemáticas y francés, y volvió a Filipinas en 1954 para estudiar Derecho, pero conoció a Ninoy Aquino y, con sólo 22 años, se casó con él, que ya era alcalde de una ciudad de la provincia de Tarlac. Tuvieron cuatro hijas y un hijo. La oposición a Marcos comenzó cuando Ninoy era senador, lo que le costó la prisión y una condena a muerte conmutada por el exilio.
Al triunfo de la revolución que encabezó Cory no fue ajeno el cansancio de la Casa Blanca con los dispendios económicos de los Marcos. Cuando Aquino llegó a la presidencia de Filipinas se encontró con un país en la miseria, una economía en bancarrota y una deuda exterior de 26.000 millones de dólares (18.500 millones de euros). Por tanto, su prioridad fue reflotar la economía.
También trató de recuperar la paz interior, muy dañada por 18 años de lucha entre el Ejército y las dos principales guerrillas. Una separatista islamica en el sur del país y otra, la comunista del Nuevo Ejército Popular, unos 16.000 hombres, apoyados por sectores de base de la Iglesia católica (misioneros de las zonas rurales deprimidas). Inició negociaciones con la insurgencia, pero su error fue mantener en el puesto de ministro de Defensa a Juan Ponce Enrile, que ya lo era con Ferdinand Marcos. El ministro fue destituido en noviembre de ese año por su implicación en el segundo de los seis golpes de Estado que sufrió Aquino. Le sustituyó el general Fidel Ramos.
Impulsó la paz
Cuando la presidenta anunció en 1992 que se retiraba de la política, fue a Ramos a quien impulsó como candidato al puesto. Ramos gobernó dos legislaturas antes de la actual presidenta Gloria Macapagal Arroyo, que siempre contó con el apoyo de Cory, una ferviente impulsora de la democracia en toda Asia. Pero en algo diferían: mientras que Cory Aquino retiró el español del programa educativo nacional, Macapagal lo restituyó en cuanto llegó al poder.
Como presidenta de Filipinas, Corazón Aquino nunca lo tuvo fácil. Durante su mandato se sucedieron asesinatos, como el de uno de sus aliados musulmanes en 1987, en plenas negociaciones, o el del dirigente izquierdista Rolando Olalia, en 1988, lo que provocó una huelga general con dos mujeres muertas. Lo peor fueron las asonadas militares, algunas con combates y muertes, como la de agosto de 1987 en la que murieron 50 personas y 300 resultaron heridas, entre ellas el hijo de Aquino, Benigno NoyNoy.
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