Una pareja perpetró el ataque de Palma tras recoger la bomba lapa de un 'zulo'
Los investigadores creen que portan pasaporte extranjero y que han huido
Aún no les han puesto nombre y apellidos, ni siquiera cara, pero los investigadores están convencidos de que los asesinos de los guardias civiles Diego Salvá y Carlos Sáenz de Tejada son una pareja -más que probablemente un hombre y una mujer, que habrían llegado a la isla entre la miríada de turistas- que colocó la bomba lapa letal la noche antes del atentado, con el tiempo medido para huir. No se sabe con precisión quienes son, incluso se baraja que porten pasaporte de otro país, pero la colaboración ciudadana apunta a que la supuesta etarra Itziar Moreno, una de las seis criminales que figura en los nuevos carteles de los etarras más buscados, estuvo en las proximidades de Palmanova, allí donde la vida de los dos guardias saltó por los aires.
Los vehículos escogidos por ETA estaban en la calle, sin vigilancia
Los investigadores manejan la hipótesis de que hace ya semanas un correo o un comando etarra logró meter en la isla el material explosivo, que colocaron en un lugar que consideraban seguro. El objetivo podía estar fijado de antemano, fundamentalmente por su facilidad: los vehículos atacados estaban aparcados en la calle, fuera de cualquier vigilancia.
Claramente había un trabajo de información previo, muy preciso, para saber que el cuartel de Palmanova se encontraba en obras, que los vehículos solían dejarse aparcados en el exterior y que existía un acuartelamiento provisional. La situación en la que se encuentra el cuartel es muy similar a la que existía en el acuartelamiento de Sallent de Gállego (Huesca), donde el 20 de agosto de 2000, en una de las ofensivas terroristas más voraces, ETA asesinó a los guardias civiles Irene Fernández Pereda, de 32 años, y José Ángel de Jesús Encinas, de 22, utilizando una bomba lapa adosada al coche oficial con el que se disponían a iniciar su servicio. El todoterreno también estaba en el exterior del acuartelamiento.
Los autores materiales del ataque de Palmanova habrían llegado después, como unos turistas más, para comprobar la información, preparar un plan de huida u ocultación y perpetrar los dos ataques que tenían preparados. También debieron aprender a entrar y salir de las enmarañadas calles de las urbanizaciones de la zona, donde es fácil perderse si no se toma el carril adecuado o no se conocen los fondos de saco.
Los investigadores calculan que la bomba fue colocada la madrugada antes del atentado, mientras la pareja simulaba un paseo a la luz de las estrellas. Luego tocaba evitar la acción policial.
Las sospechas son dos: la principal es que pudieron escapar de la isla entre el momento de la colocación del artefacto y el de la explosión. Pero también cobra fuerza la posibilidad de que sean dos ciudadanos con pasaporte extranjero, muy posiblemente francés o italiano, lo que les habría dado la confianza para mantenerse ocultos en la isla. La huida de la isla se antoja ahora casi imposible, pero uno de los axiomas del terrorismo, acuñado en 1985 por el grupo terrorista francés de extrema izquierda Acción Directa, reza: "Que nunca te desanimen las enormes dimensiones de tus propios objetivos".
Lo que todos los investigadores tienen claro es que, antes o después, aparecerá la casa, el chalé o el cámping que habitaron. Pero en la isla existen cerca de 30.000 viviendas de alquiler en zonas rurales, la mayoría ajenas a cualquier sistema de control turístico.
La búsqueda de un piso franco o una casa de acogida, o incluso un yate (ésta fue la vía de huida escogida por los etarras que pretendieron matar al Rey en 1995), es uno de los objetivos prioritarios. "Todas las hipótesis están abiertas y vamos a comprobar todas, todas las pistas", insistían ayer fuentes de la investigación.
Los equipos antiterroristas desplazados a Mallorca barajan la posible existencia en la isla de eventuales colaboradores del comando. Se supone que los etarras necesitaron amparo para situarse, preparar de manera oculta sus bombas y, en su caso, refugiarse o escapar de inmediato al exterior, al continente. No obstante, no existen precedentes en Palma de redes de grupos de apoyo a terroristas. Pese a ello, el presidente del Círculo Balear, Jorge Campos, informó ayer de que ha facilitado a la policía datos que podrían "vincular" a nacionalistas radicales de las islas con ETA, según informa la Efe. La caza sigue, tanto en la isla como en los puntos de la Península donde pudieron huir tras el doble crimen.
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