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Las prisas con Islandia minan la credibilidad de la UE en los Balcanes

Turquía, Croacia y Macedonia temen verse relegadas en el proceso de adhesión

La meteórica rapidez de los Gobiernos de la UE para pedir a la Comisión que analice la solicitud islandesa de ingresar en el club les ha creado el vértigo de temer un error político y la incómoda sensación de haber quedado en evidencia ante los balcánicos, frustrados en una espera de incierto final ante la misma puerta. "Aquí siempre se entra por lo que uno vale", les dijo un ministro.

El cuadro no puede ser más lógico. Los europeos pueden estar saciados de ampliación, pero coinciden en ver como miembros naturales de la Unión a Islandia, Noruega y Suiza, ricos, estables y fiables. Sobre los Balcanes, eterna fuente de sangre en Europa, la opinión es otra, agravada por el nimbo de delincuencia y corrupción que aureola a Bulgaria y Rumania, ya socios. El politólogo Daniel Korski resume el panorama con una frase: "Islandia hace tiempo que debía estar en la UE; los otros están todavía buscando su identidad".

Francia advierte que dar preferencia a la isla puede suponer un "error político"

Islandia presentó su solicitud el jueves de la pasada semana y dos días hábiles después recibió el espaldarazo político. El contraste con lo ocurrido con otros países balcánicos no pudo ser más llamativo. Macedonia la planteó en marzo de 2004 y hubo de esperar a diciembre de 2005 para recibir el asentimiento; Albania elevó la suya el pasado abril y sigue esperando, mientras los Veintisiete comprueban si las elecciones de hace un mes fueron limpias. La Unión recibe a Islandia con los brazos abiertos y ya hubo ministros, como el finlandés Alexander Stubb, que profetizaron la frustración que viene: "No te puede sentar mal que otros países traten de ser miembros de la UE". El francés Bernard Kouchner hizo sonar la alarma: "Sería un error político poner a Islandia por delante de los Balcanes".

Ahora corresponde a la Comisión decidir si Islandia cumple los criterios para ser candidato: democracia estable, economía de mercado y capacidad para asumir el acervo comunitario. Puro formalismo. La opinión positiva es esperada para diciembre, por más que el comisario para la Ampliación, Olli Rehn, adelantara que el escrutinio de Islandia "será riguroso, objetivo, sin favoritismos, y llevará todo el tiempo que sea necesario". Los Gobiernos comunitarios deberán después abrir el proceso oficial de negociación, que, dada la imbricación de Islandia en el sistema comunitario, podría estar concluido a mediados de 2011, a expensas de la esperada dureza negociadora en pesca, la seña de identidad nacional islandesa.

Islandia se sumará a los otros tres países ya candidatos: Croacia, Turquía y Macedonia, cada uno con su circunstancia ante los 35 capítulos con que cuenta el proceso negociador. Los macedonios están a la espera de cuándo empezará su serie, paralizados por la exigencia griega de que cambien de nombre al país. Los croatas confiaban en haber concluido la suya este mismo año, hasta que chocaron con el veto de Eslovenia, que reclama una solución al diferendo de delimitación fronteriza. Turquía, reconocida como candidata en 1999, sólo empezó a negociar en 2005. Tiene abiertos 11 de los 35 capítulos y bloqueados sin posibilidad de discusión otros ocho a petición de Chipre, como represalia isleña a la negativa de Ankara a que aterricen en el país o fondeen en sus puertos aviones y barcos con bandera chipriota. Francia también se niega a tratar nada que suponga que Turquía vaya a ser inevitablemente miembro de la Unión.

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Frente a estos tres países, Islandia empezará a negociar con 22 capítulos ya resueltos, en virtud de su pertenencia al Espacio Económico Europeo y a Schengen, el tratado que crea una frontera exterior común. Kouchner alertó de los peligros de mover los palos de la portería: "Hay ya una lista de candidatos y hay que respetarla y no dar preferencia a Islandia porque esté en quiebra".

Carl Bildt, el sueco que ocupa la presidencia de turno de la UE, mantiene que "no hay vía rápida para Islandia", simplemente la consecuencia de su pertenencia al mercado único y a Schengen. Y para aplacar ánimos se propone "dar un nuevo ímpetu al proceso de integración europea de los Balcanes en otoño". Será crucial para la región y para la UE. En Bruselas se sabe, porque se aplicó el principio a Serbia en las elecciones de 2008, que entreabrir la puerta de la UE mina a las fuerzas ultranacionalistas balcánicas y viceversa. Bildt, además, considera que "la credibilidad de la UE en el mundo depende de cómo resolvamos los problemas en casa".

De los otros países de la zona, Serbia, Montenegro y Bosnia-Herzegovina están en diferentes estadios en su relación con la UE, con Serbia pendiente de la entrega de Ratko Mladic al Tribunal de La Haya para poner en marcha el primer proceso de acercamiento. Bosnia está internamente fracturada y aún bajo tutela internacional. Kosovo ni siquiera es reconocido por toda la UE.

Daniel Korski, politólogo del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, apunta que "Islandia perteneció a Dinamarca hasta 1944, es miembro de la OTAN, está en todos los clubes...quizá llega con retraso a la UE y eso explica que se acelere su incorporación". Aventura que "los islandeses entrarán en la UE antes que los croatas" y pasa rápida revista a los demás países: "Macedonia está tratando de establecer su propio Estado; Bosnia-Herzegovina está confusa sobre lo que es; Albania y Serbia tienen menores problemas de identidad, pero dudo de que estén dispuestas a hacer las reformas necesarias; Montenegro será difícil que entre sin que lo haga toda la región. Y Kosovo...".

Bañistas en las aguas termales de la Laguna Azul, en las cercanías de Reikiavik, el pasado mes de abril.
Bañistas en las aguas termales de la Laguna Azul, en las cercanías de Reikiavik, el pasado mes de abril.AFP

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