_
_
_
_

La Gata y los arañazos

La Gata es un chiringuito de playa diferente. De hecho, ha situado en el mapa a Zahara de los Atunes y lo ha llenado de visitantes de un gran nivel. Gracias a sus conciertos y actuaciones en directo, totalmente gratuitos, somos muchos los que nos hemos enganchado a pasar gran parte de nuestros veranos allí, y los del pueblo y alrededores han tenido acceso a una cultura que sus gobernantes han sido incapaces de ofertar.

Ahora La Gata es de ofertar.

Ahora La Gata está cerrada, acusada de "tolerancia y fomento de consumo de drogas".

En su defensa, como clienta habitual, tengo que decir que jamás se ha permitido el consumo de droga en el local, incluso se ha apercibido (yo lo he visto repetidamente), por parte del propietario o sus trabajadores, a aquel que estuviera consumiendo, pidiéndole por favor que no lo hiciera, aun a riesgo de perder clientes.

Como testigo presencial, el día 19 de junio (día de inicio del desatino), a eso de las 21.00 horas, nos encontrábamos disfrutando de un concierto. Había gente joven, mayor, familias y niños, en amor y compañía. Se personó la Guardia Civil y se extendieron dos denuncias a dos personas: una por consumo de cocaína (fuera del local y de la vista del público) y otra por tenencia de un porro sin consumir. Esto, por lo menos a mi modo de ver y de cualquiera con dos dedos de frente, no es ni tolerancia ni fomento, puesto que la ley no obliga al propietario de un recinto a registrar los bolsillos de la clientela o a peinar hasta el último grano de arena de la playa pública en busca de estupefacientes. Y, suponía, que ante la ley basta con que los culpables paguen su correspondiente multa. Pero parece que para los poderes públicos una denuncia con mucho de falsa es suficiente para precintar, sin previo aviso, un local durante uno de los dos meses en que desarrolla su actividad.

Las cosas están así: el propietario y varios de los trabajadores se encuentran en huelga de hambre, recurso al que se han visto forzados al no ser recibidos por la Subdelegación del Gobierno, en cuyas manos está la posibilidad de descubrir la verdad tras el correspondiente rastreo de pruebas, si es que las hubiera.

Si esto es la justicia, entonces no me gusta.

Los arañazos son salvajes, La Gata no lo merece.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_