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Mil empleados del Marañón critican los "terroríficos errores" de organización

Enfermeras y médicos firman en apoyo de la sanitaria que cometió el fallo con Ryan

Elena G. Sevillano

Ellas solas. Sin sindicatos de por medio. Con su tiempo y dando la cara, con nombres y apellidos, para denunciar lo que califican de "linchamiento" de toda una profesión. Las enfermeras del Gregorio Marañón, el hospital en el que falleció Ryan, el bebé prematuro de la primera víctima mortal de la gripe A, han recogido 1.148 firmas de profesionales del centro que se solidarizan con la enfermera cuyo error provocó la muerte del pequeño.

"Manifestamos ante la opinión pública que estamos consternados ante el linchamiento al que nuestra profesión está siendo sometida", reza la nota que apoyan las firmas y que ayer por la tarde hicieron llegar al consejero de Sanidad, Juan José Güemes; al gerente del Marañón, Antonio Barba, y a la directora de enfermería, Nieves Hernández.

"Nos podía haber pasado a cualquiera", dice la nota de respaldo

La recogida de adhesiones -38 hojas con nombres, DNI y firmas- empezó el jueves. "Al principio llevamos la nota a las enfermeras, pero se fueron sumando médicos, administrativos y auxiliares de todas las unidades", explica Mariam Jiménez, ella misma enfermera con 20 años de experiencia en el servicio de urgencias de la maternidad, a la que sus compañeras han designado portavoz. Ni rastro de los sindicatos. "Para nada los queríamos en esto", insiste.

La "indignación" por el "maltrato" de la gerencia -Barba apareció en público poco después del fallecimiento del bebé y lo atribuyó al "terrorífico error" de una enfermera- fue suficiente para ponerse en marcha. La denuncia no se queda sólo en el hospital. También la consejería tiene culpa, aseguran en la nota, "por no asumir su responsabilidad en los 'terroríficos errores' de organización, planificación, adecuación de plantillas y de especificidad en áreas de complejidad asistencial". Los firmantes, continúa la nota, exigen "una solución urgente a estos problemas acuciantes de la sanidad pública madrileña".

Las enfermeras del Marañón salieron el viernes a las puertas del centro para solidarizarse con su compañera. Muchas enseñaban con orgullo una pegatina: "Yo también soy la enfermera de Ryan". Con ese mismo espíritu, las firmas de denuncia manifiestan "total apoyo a la desafortunada compañera y a todas las compañeras de la unidad de neonatología, que no son más que otras víctimas de este grave incidente". Porque, añade: "Nos podría haber pasado a cualquiera".

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Falta de personal y falta de especialización. Dos trabas que, al decir de las enfermeras, hay que tener en cuenta a la hora de juzgar lo que sucedió en la UCI de neonatos. "Somos un colectivo profesional altamente cualificado y responsable, a pesar de la dificultad que entraña nuestra labor en cuanto a estrés o escasez de personal", denuncia la nota. Que acaba con una súplica: "Pedimos a quien competa que se nos devuelva públicamente el prestigio que se nos ha quitado".

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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