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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Euforia moderada

La resurrección de los bancos estadounidenses avala la tesis de que la crisis financiera toca fondo

Las cuentas de resultados de los grandes bancos estadounidenses servirán sin duda para insuflar una elevada dosis de optimismo en el equipo económico de la Administración de Obama; y, hasta cierto punto, abonan la impresión de que la crisis financiera mundial está tocando fondo, aunque mantenga todavía riesgos importantes en algunos países, como España. Citigroup anunció ayer un beneficio neto de 5.872 millones de dólares en el primer semestre de 2009, frente a unas pérdidas de 7.600 millones en el mismo periodo de 2008; Bank of America ganó 7.471 millones de dólares entre enero y junio, casi el 62% más que en el primer semestre del año pasado; y JPMorgan Chase anunció una subida trimestral de beneficios entre abril y junio del 36%. La banca americana, después de la catástrofe de Lehman Brothers y las cuantiosas ayudas del Estado, vuelve a la senda de los beneficios.

La resurrección de Citigroup, los buenos resultados de Bank of America y los ya sabidos de Goldman Sachs explican parte de la mal disimulada euforia de Lawrence Summers, principal asesor económico de Obama: "La economía de Estados Unidos estuvo al borde de la catástrofe en enero, pero ha logrado progresos sustanciales desde entonces". La estrategia económica de la Reserva Federal se ha mostrado moderadamente eficaz hasta el momento. El objetivo era salvar los bancos, considerados como la parte medular de la economía estadounidense. Una parte del trabajo ya está hecha. Pero no toda. La euforia de Summers debe deflactarse con el hecho cierto de que una parte de los beneficios bancarios se deben a la venta de activos, inexcusable trámite en todo crash bancario que se precie; y porque los bancos obtienen cuantiosos beneficios, pero la economía real sigue bajo mínimos. La tasa de paro este año puede superar el 10%.

Ahora hay que comprobar si las modificaciones regulatorias introducidas en el sistema, harto escasas para la cuantía de los errores cometidos, son suficientes para introducir mayor racionalidad en el comportamiento bancario. El fulgurante retorno de Goldman Sachs a la mala costumbre de subir las retribuciones, sin que esa subida esté ligada a una generación estable de beneficios, es un signo indirecto preocupante de que no se han atajado los incentivos perversos que provocaron la crisis. Si no se aprovecha la crisis para evitar por ley los excesos que la provocaron, el tiempo se habrá desperdiciado.

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