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Columna
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Alicante tiene un plan

Cada vez admiro más a los responsables políticos y económicos que pilotan esta entrañable región española que llamamos Comunidad Valenciana. Han conseguido desarrollar una habilidad tan extraordinaria para encontrar culpables de todo lo malo que nos pasa más allá de nuestras fronteras geográficas, que podrían montar cursos de especialización de nivel internacional en cualquier universidad de verano.

Es natural que así sea. Los resultados electorales de tan exitosa estrategia saltan a la vista. No solo exime a los dirigentes que la promueven de la engorrosa obligación de gestionar eficientemente los asuntos públicos que les son propios, sino que, además, permite justificar la reivindicación de cualquier cosa, por exagerada que esta sea, acogiéndose a la tarifa de "gratis total". O sea, sin poner un solo euro, y sin asumir corresponsabilidad alguna por su parte.

Obviamente, con beneficios de tamaño calibre no resulta extraño que dicha estrategia se haya extendido como la pólvora por provincias, comarcas y municipios de toda clase y condición. El asunto funciona más o menos así: el responsable fundamental de nuestros problemas (los de la Comunidad en su conjunto) es el Gobierno de España (es decir, Zapatero). De eso no hay duda alguna. Ahora bien, dado que esta variable, por sí sola, no permite introducir elemento de diferenciación alguno entre los diversos territorios que la componen, debe encontrarse un cierto margen para culpar de algunas cosas importantes a esa entelequia inaprensible que es "Valencia", así en general.

Naturalmente, cuantas más amenazas exteriores haya, más estimulados se sentirán los habitantes de las provincias agraviadas a ponerse al lado de aquél que alce el estandarte de la descolonización liberadora. Y al mismo tiempo, más tranquila quedará la conciencia de quienes identificaron, durante muchos años, el desarrollo económico de su provincia con una sucesión interminable de PAI a lo largo de la línea de costa.

El presidente de la Cámara de Comercio de Alicante lo ha expresado con rotundidad digna de encomio, coincidiendo con la presentación del Plan Estratégico de la Provincia: "Estos señores de Valencia piensan que todo lo que hay en esta Comunidad les corresponde a ellos, y va a ser que no". Lo decía en respuesta a una pregunta sobre la posible fusión de la CAM y Bancaja, pero refleja bastante bien la línea medular de esta ingeniosa estrategia contra la crisis.

Porque si la culpa de todo lo que nos pasa la tienen "Madrid", por un lado, y los "señores de Valencia", por otro, la conclusión es obvia: nosotros, los alicantinos, no somos responsables de nada.

Es decir, que el bajo gasto medio por visitante y la pérdida de competitividad de nuestro turismo tradicional no ha estado causado por la destrucción del paisaje y el estilo de vida mediterráneo que nosotros mismos hemos perpetrado. Como tampoco el retroceso constatable de nuestra industria tradicional ha sido consecuencia de la clamorosa ausencia de políticas y estrategias empresariales verdaderamente globales (siguiendo el modelo Ikea o Inditex, por ejemplo), sino de que "alguien, ahí fuera" ha impedido alevosamente que el triángulo Elche-Alicante-Santa Pola se consolide. Además de "obligar" a la CAM (cuyo consejo de administración, recuerdo, lo componen alicantinos de acreditado pedigrí) a acumular una cartera inmobiliaria, con terras míticas incluidas, ajena a los más elementales criterios de prudencia financiera. En lugar de dejarle invertir, "como hubiera sido su verdadero deseo", en innovación y actividades emergentes.

Afortunadamente, todo eso va a cambiar ahora de manera radical. Porque ahora, por fin, los alicantinos tienen un plan. No saben cuánto me alegro por ellos.

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