Roldán salva el botín
El ex director de la Guardia Civil saldrá de prisión dentro de siete meses y sin devolver la fortuna que robó
Luis Roldán acabará de cumplir su condena dentro de siete meses y medio. El ex director general de la Guardia Civil cancelará su deuda con la justicia en marzo de 2010, según fuentes de Instituciones Penitenciarias. De los 31 años de prisión a los que fue condenado por el Tribunal Supremo, habrá cumplido algo menos de 15, ya que ingresó en la cárcel en febrero de 1995, nada más regresar de su fuga.
El ex jefe de la Guardia Civil ha salvado su botín. Logrará la libertad sin haber pagado al Estado los 19 millones de euros a los que fue condenado en concepto de responsabilidad civil ni devuelto 10 millones de euros que ocultaba en 1993 en sus cuentas suizas en el banco CBI-TDB de Ginebra. Una oscura fortuna, producto de las comisiones de obras que le pagaron los constructores de las casas cuartel, cuya última pista fue una cuenta abierta por sus testaferros en el Overseas Union Bank de Singapur, un paraíso fiscal que en 1995 se negó a bloquear el dinero. "El secreto bancario es inviolable", contestaron las autoridades a la juez española Ana Ferrer.
Dejará la cárcel tras cumplir 15 de los 31 años a los que fue condenado
Roldán asegura a los que quieren oírle que Francisco Paesa, el ex agente de Interior que le ayudó a huir y a ocultar su fortuna, se quedó con el dinero. Pero nadie, salvo alguno de sus voceros, cree en la palabra de un hombre que engañó a todos los que le rodeaban, cometió desde su cargo numerosos delitos (malversación, cohecho, estafa...) y se inventó un rosario de títulos universitarios.
El auto de la Audiencia de Madrid por el que se anuló la concesión del tercer grado describe sus intenciones futuras: "Un empleo bien retribuido no alcanzaría para restituir la décima parte de los intereses anuales de lo debido. Sólo es una mera coartada de la decidida voluntad (del preso) de aprovechamiento definitivo de lo malversado o defraudado".
Los jueces que condenaron a Roldán le recordaron entonces que de los 19 millones de euros que debe y los 10 que ha logrado salvar "no ha devuelto voluntariamente nada, y sólo por vía de ejecución forzosa y venta en pública subasta de algunos bienes se conseguirá en el mejor de los casos una fracción mínima de lo sustraído o defraudado".
La Justicia sólo ha logrado embargar cuatro de los 15 pisos y fincas que atesoró, y el Estado ha recuperado 1.202.024 euros, el 7% de su deuda, en indemnizaciones y multas puestas por el tribunal. Los embargos afectaron a dos chalés en Rota (Cádiz), otro en Cambrils (Tarragona), el piso en el que residían sus padres en Zaragoza y cinco plazas de garaje. Se subastaron en 2001.
Mediante ventas ficticias y testaferros sin escrúpulos, como el suizo Roland Costacurta, el ex jefe de la Guardia Civil salvó sus joyas inmobiliarias de París y San Bartolomé (Antillas francesas), valoradas en los años 90 en 2,4 millones. El "apartamentito" de París, como él lo definió durante el juicio, tiene 255 metros cuadrados y está en la calle del General Detrié, junto a los Campos de Marte y la Torre Eiffel. En la villa Marie Blanche de San Bartolomé, bautizada así en honor a su esposa, Blanca Rodríguez-Porto, también condenada, tenía de vecinos a un nieto del banquero Rockefeller, a varios Rothschild y al bailarín Rudolf Nureyev.
La declaración de Costacurta al juez suizo Perraudin sobre la denominada Operación Esmeraldas es esclarecedora: "Este tipo tenía problemas. Este tipo buscaba soluciones a cualquier precio. No quería aparecer como propietario de sus inmuebles en París y San Bartolomé. Me propuso que comprara las dos casas y que me convirtiera en comprador fiduciario". Nada más cesar en su cargo, Roldán envió el dinero a Costacurta para que simulara la compra, que se efectuó en una notaría de Annemasse (Francia), frontera con Suiza, adonde acudió a firmar su esposa. Ambas viviendas se escrituraron a nombre de dos sociedades: Esmeralda Verde y Esmeralda Azul. Ahora, villa Marie Blanche es villa Majagua.
La vida de Roldán en prisión ha tenido distintas etapas. Con un chándal verde, calcetines blancos y zapatillas de cuadros, el preso que mandó a 75.000 guardias civiles permaneció durante más de una década en un pabellón privado de la prisión de mujeres de Brieva (Ávila). La puerta de su celda siempre estaba abierta. Cada mañana barría y fregaba la nave y el cuarto de los funcionarios que le vigilaban. Renunció a salir a pasear por el patio exterior porque el primer día que se oyeron sus pasos las presas le arrojaron botellines de agua y orina.
Durante seis años, ocho policías dormían en la cárcel en turnos de ocho horas para vigilarle. Compartía meriendas con los agentes, jugaban a las damas y aguantaba sus bromas. "A lo mejor salgo para el 2005", les anunciaba en voz alta.
Roldán y sus abogados fracasaron en sus intentos de lograr el tercer grado y acceder a su sueño: la libertad condicional. En 2005 la Audiencia de Madrid le otorgó el segundo grado, que le permite salir a trabajar y disfrutar de los fines de semana, pero le obliga a dormir en prisión, en el Centro de Inserción Social de Zaragoza, dependiente de la cárcel de Zuera.
Ahora, Roldán dice trabajar en una empresa de seguros y toma vinos con su amigo el empresario Arturo Beltrán. Dentro de siete meses, su camino hacia la paz de villa Majagua quedará expedito.
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