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Análisis:Fútbol
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Guerra sin fin en el Valencia

En su 90 aniversario, la imagen del Valencia sufre un deterioro permanente. En un año, el club ha tenido cuatro presidentes (Juan Soler, Agustín Morera, Vicente Soriano y Manuel Llorente) y uno a punto de serlo, Juan Villalonga. Otros tantos directores deportivos y los consiguientes cambios en la planificación de la plantilla. Los principales jugadores, lógicamente, quieren marcharse. No hay quien soporte una inestabilidad semejante. Desde que se convirtiera en sociedad anónima deportiva, en 1992, el club de Mestalla ha resultado ingobernable. Víctima de la ambición de accionistas ávidos de poder y de negocios. Lo advirtió el entonces presidente, Arturo Tuzón, que se opuso a aquella transformación alegando que había conseguido enjugar una deuda de 1.500 millones de pesetas. Sin éxito. Desde aquel momento, el club ha sufrido enfrentamientos de todo tipo entre sus accionistas, a pesar de que en los trienios de Pedro Cortés y Jaime Ortí en la presidencia se alcanzaran los mayores éxitos deportivos. Los reinados de Paco Roig (1994-1997) y Soler (2004-2008) fueron los más convulsos.

En un año el club ha tenido cuatro presidentes y otro a punto de serlo

Despreciado por el poder político y económico valenciano, Soriano ha vuelto. Asegura que controla, a través de un grupo inversor extranjero, el 51% de las acciones del Valencia tras comprarle los títulos a Soler. Y anuncia que, a partir de hoy, lunes, va a empezar a actuar: reducir la deuda de 547 millones de euros, acabar el estadio nuevo a medio construir, vender los terrenos del viejo Mestalla y retener a las figuras del equipo. ¿Con qué dinero? Dependerá de la solvencia del grupo inversor.

A sus 56 años, este gestor de suelo es un tipo escurridizo, partidario de servirse la venganza bien fría. Quien lo menosprecia, lo paga. Lo sabe Juan Villalonga, que llegó al Valencia de la mano de Soriano, lo arrinconó pensando que no lo necesitaba y, tras dos semanas de gestionar la entidad, fue expulsado tras un pacto inesperado entre Soriano y Soler. La historia puede repetirse un año después. Esta vez ha sido Bancaja, principal acreedora del Valencia, la que lo ha minusvalorado.

Hace apenas un mes, la caja de ahorros diseñó un plan de rescate para el Valencia, que le debe 250 millones. Un plan de viabilidad de cinco años que pasaba por forzar la dimisión de Soriano y colocar en la cúpula del club a tres gestores: el presidente Llorente, el vicepresidente, Javier Gómez, y el director deportivo, Fernando Gómez. La pregunta saltaba ayer en todos los corrillos valencianistas. ¿Cómo ha sido tan cándida Bancaja?, ¿cómo ha permitido que, a cinco días de una ampliación de capital de 92 millones preparada para salvar al club, se le cuele un ex directivo del que no se fía?

Llorente y Fernando Gómez son los principales damnificados. Bancaja había instado a Llorente a que dejara la presidencia del Pamesa para poner orden en las cuentas valencianistas. Llorente accedió a costa de dañar su amistad con el dueño del Pamesa, Juan Roig, quien, a su vez, anunció el pasado viernes que abandona su mecenazgo del equipo de baloncesto después de 23 años. A Fernando también lo buscó Bancaja como aliado para acabar con Soriano. Y éste, al enterarse, anunció que Fernando sería su próxima víctima. Es la guerra sin fin.

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